El Estadio Nacional Mané Garrincha, el cual muchos consideraron un elefante blanco por estar en una ciudad sin equipos representativos de fútbol, es el líder de taquillas en lo que va del Campeonato Brasileño.
Construida con una capacidad de más de 70 mil personas en Brasilia, una capital sin equipos locales atractivos, la arena deportiva parecía condenada a caer en el olvido fuera de los torneos internacionales para los cuales fue destinado, el Mundial de 2014 y la Copa de las Confederaciones de 2013.
Sin embargo, se convirtió en una casa alternativa para el Flamengo, el equipo más popular del país, y logró atraer a otros equipos grandes interesados en jugar ante el público de Brasilia, la ciudad con el ingreso per cápita más alto de todo Brasil.
Datos de la Confederación Brasileña de Fútbol divulgados por el gobierno indican que en los siete partidos disputados en el Mané Garrincha hubo una recaudación de 20.6 millones de reales (8.6 millones de dólares al cambio actual) con 291 mil 923 espectadores que compraron entradas.
En segundo lugar está el Maracaná, de Rio de Janeiro, que en ocho partidos atrajo a 236 mil 726 espectadores con una taquilla de 9.6 millones de reales (4 millones de dólares).
El monto recaudado en Brasilia representa un 27% del total de taquillas en las 15 fechas disputadas del campeonato brasileño, según los datos oficiales.
El promedio de taquillas en el estadio brasiliense es de 41 mil 703 espectadores, casi el triple del promedio nacional de 14 mil 764.
Claudio Monteiro, Secretario del Mundial en el gobierno del Distrito Federal, comentó que los partidos en el Estadio Nacional han tenido un impacto positivo en la economía local, con cerca de cinco millones de dólares generados en cada partido por servicios de transporte, estacionamiento y ventas de diverso tipo en días de juego.
“Cuanto más público venga, más interés tendrán los clubes en jugar aquí”, sostuvo Montero, encargado de las obras en Brasilia para el Mundial de 2014. Siete partidos mundialistas serán disputados en la capital brasileña.
Brasilia es una ciudad joven, fundada en 1960 para albergar la capital, y atrajo a pobladores de todo el país que mantienen vínculos afectivos con sus lugares de origen, lo cual explica que sus habitantes son hinchas de equipos de otras ciudades como Rio de Janeiro, Sao Paulo, Belo Horizonte y Recife, y ha dificultado la consolidación de los equipos locales de fútbol.