Deporte norte americano por excelencia y disciplina de la Olimpiada Nacional, los bolos, popularmente conocido como el “Boliche”, es uno de los deportes privados más practicados en el mundo; y para los tamaulipecos no es la excepción, dada la gran cercanía existente con los Estados Unidos.

 

Lamentablemente, el deporte de los pinos, poco a poco, se va extinguiendo de la geografía estatal, ante la poca promoción que se le da, sumada a la problemática que se vive.

 

En la actualidad en Tamaulipas el boliche se ha convertido en una especie en peligro de extinción, pues de los 43 municipios con que cuenta el Estado, sólo Nuevo Laredo, Reynosa y la capital Cd. Victoria se dan el lujo de contar con un salón de bolos para practicar este deporte.

 

Negro panorama

 

Ante esta situación que se ha recrudecido en el último año según lo cuenta, Aida Lazcano, la administradora del Bolivic – Monte Carlo de Ciudad Victoria, se ha llegado a pensar en el cierre definitivo.

 

“Nosotros aquí en Victoria y Reynosa somos propiedad de una misma cadena, por lo que los inversionistas nos han dicho que si no mejora la situación tendrán que analizar la posibilidad de cerrar las instalaciones”.

 

Siendo el problema más grave la falta de personas en las líneas de juego, pues cada vez son menos aquellos que se acercan a practicarlo.

 

“Es una situación muy precaria la que estamos viviendo, ya que pocas personas se acercan a jugar, por esto o por el otro, ni empresarios, ni gobierno, ni la población se acercan, de los 12 equipos que teníamos en el torneo empresarial de los miércoles ya solo quedan 6 y vienen de vez en cuando”, mencionó.

 

Tampico – Extinguido

 

Esta problemática no es nueva, ya que en el pasado 2012, el puerto jaibo de Tampico, vio por última vez caer los pinos para hacer una chuza; y es que el BOLITAM, el salón más grande que tenía Tamaulipas, cerró sus puertas, terminando con una gran tradición de bolichistas a nivel nacional.

 

“Fue el año pasado cuando nos quedamos sin Tampico, y prácticamente cuando cerraron ellos se terminó la liga estatal y las selecciones, porque muchos de los participantes eran de allá” recordó Aida Lazcano, y agrego, “desde entonces ya nadie organiza torneos y eran esos torneos los que muchas veces nos mantenían a flote económicamente”, explica.

 

De esta manera Tampico vive la misma situación que Matamoros, donde también el salón de bolos terminó por cerrar sus puertas para nunca volver a abrirlas.

De seguir con esta situación, sin promoción por parte de las autoridades encargadas del área, como la Secretaria de Turismo para la promoción, el Instituto Tamaulipeco del Deporte para el desarrollo de jóvenes bolichistas y acercamiento de deportistas, así como gobiernos locales y sector privado, organizando torneos recreativos para el esparcimiento de la población, en algunos años podríamos decir que el boliche tamaulipeco es una especie extinguida más en la selva del deporte estatal.