De algún modo, los Spurs de San Antonio han descubierto una fórmula buscada por los equipos de la NBA durante toda la campaña. Han ideado la manera de frenar a LeBron James.
Ya sea por el tremendo alcance de Kawhi Leonard, por la determinación de Danny Green o por cómo marcó Tim Duncan al superhéroe de Miami, James no ha lucido mucho.
Sin embargo, los Spurs regresan a casa para el tercer partido de la final de la NBA empatados en la serie 1-1.
James promedia apenas 17.5 puntos por juego y ha tenido sus dos menores totales en ese departamento en lo que va de la temporada. Podría pensarse que ésa sería una receta para que los Spurs tuvieran una ventaja de 2-0. Pero San Antonio necesitó de un disparo increíble de Tony Parker, cuando restaban 5.2 segundos del primer juego para ganar.
En el segundo, fueron apabullados pese a que el cuatro veces nombrado Jugador Más Valioso de la NBA anotó sólo 17 unidades.
“Desde luego, LeBron es increíble”, reconoció Parker. “Él va a anotar, pero también están los otros jugadores, que son igual de buenos”.
James acertó un sorprendente 56.5% de sus disparos de campo en temporada regular y el Heat confiaba en que su astro pudiera contra cualquier tipo de esquema defensivo. En 2007, el último año en que los Spurs llegaron a la final, ganaron su cuarto título, al vencer a Cleveland.
En aquel entonces desafiaron insistentemente a James para que tirara de lejos y funcionó porque los Cavs fueron barridos.
Spurs ha usado esencialmente la misma estrategia y hasta ahora no ha aparecido la eficacia que mostró James en la temporada regular.
Se trata de un logro colosal de los Spurs frente al jugador más destacado de la NBA.
“Sé que llamo mucho la atención”, dijo James. “Este equipo se ha conformado de una manera tal que, cuando eso ocurre, tenemos a otros jugadores que puede hacer las cosas”.
Y ello ha impedido que San Antonio tenga la ventaja en la serie.