Casi dos décadas después de su último encuentro, Inglaterra y la República de Irlanda se volvieron a enfrentar hoy sobre el césped de Wembley (Londres) , en un amistoso que terminó en tablas (1-1) con goles de Shane Long para los visitantes y de Frank Lampard para los locales.
Los ingleses tuvieron que conformarse con el empate tras una segunda parte en la que desaprovecharon numerosas ocasiones para ponerse por delante en el marcador.
Las dos selecciones se habían enfrentado por última vez en 1995, cuando unos graves altercados en el estadio de Lansdowne Road de Dublín durante la primera parte del encuentro obligaron a suspender el partido.
En aquella ocasión hubo 20 heridos y 26 detenidos entre los más de 4.000 “hooligans” ingleses que habían viajado a Dublín.
Dieciocho años después de aquel episodio, las gradas de Wembley, que no se llenaron, presentaban un aspecto pacífico para ver un duelo en el que tanto Roy Hodgson como Giovanni Trapattoni sacaron al césped a sus mejores futbolistas.
El delantero del Manchester United Wayne Rooney lideraba el ataque inglés, flanqueado por el “red” Daniel Sturridge, que tuvo que ser retirado el campo a la media hora por una lesión.
El ritmo y la velocidad desde las bandas lo marcaban la pareja del Arsenal Theo Walcott y Alex Oxlade-Chamberlain, dos de las jóvenes promesas del combinado de Hodgson, que hoy capitaneaba Ashley Cole, que cumplía 100 partidos como internacional inglés.
Los irlandeses, por su parte, contaban con la experiencia de Robbie Keane, que obtuvo esta semana el permiso de su equipo, Los Ángeles Galaxy, para apoyar a su selección ante Inglaterra.
Era un partido de alta tensión emocional tanto para los aficionados como para los jugadores y el duelo quedó partido cuando todavía no se había cumplido el cuarto de hora de juego con un remate de cabeza de Long que agarró por sorpresa a la última línea inglesa.
Cahill perdió un balón al borde del área que los visitantes supieron aprovechar para trazar un centro que el delantero del West Bromwich, de 26 años, peinó para dejarlo fuera del alcance del guardameta Joe Hart.
Era un jarro de agua fría ante los ingleses, que sin embargo no perdieron la calma sobre la hierba del estadio donde el fin de semana pasado el Bayern Múnich conquistó la quinta Liga de Campeones de su historia.
Ante unas gradas menos alteradas que en la final de la Champions, los ingleses supieron recuperar el control de un duelo que equilibraron poco después, en el minuto 22.
Sturridge recibió un balón cruzado en largo en la banda izquierda, paró el cuero durante un segundo para levantar la vista y delineó un centro que esquivó la maraña de defensas irlandeses para llegar hasta Frank Lampard, que esperaba en el área pequeña listo para asestar el primer tanto del conjunto de los Tres Leones.
Ya en la segunda parte, Walcott retó sin fortuna en varias ocasiones al portero David Forde, mientras que los irlandeses habían perdido parte de la energía con la que habían comenzado el partido y trataban de contener ahora a los locales en las cercanías de su propia área.
El final del encuentro resultó vibrante, con varias ocasiones para que Inglaterra se pusiera por delante en el marcador, si bien los de Hogson debieron conformarse finalmente con el empate.