La ex taekwondoín Iridia Salazar siempre soñó con ser madre y fue hasta que se retiró del alto rendimiento, en 2008, para casarse con el cubano y Campeón Mundial Gessler Viera, que hizo realidad su deseo con la llegada de su pequeña Dasha, el 16 de abril de 2009.
Hoy, la medallista olímpica en Atenas 2004 festejará el Día de las Madres con su primogénita y con Gessler Logan, de apenas un año.
“Durante mucho tiempo, el deporte fue mi prioridad. Inicié desde los cinco años, no tuve receso hasta cuando me retiré, en 2008, antes de los Juegos Olímpicos de Beijing, con la intención de casarme y formar una familia.
“Como mujer, también quería realizarme en ese aspecto. Siempre, desde niña, soñaba con ser mamá y tener 10 hijos; siempre tuve toda esa fantasía, hasta que se hace realidad con Gessler (su esposo)”, comentó.
Salazar Blanco mudó su residencia a Juriquilla, Querétaro, para iniciar una familia con su esposo. Para su faceta como madre, Iridia recurre a los consejos de su mamá, Lourdes Blanco, para educar a sus hijos de la mejor manera. Incluso reconoció que ahora entiende las preocupaciones y los cuidados que tuvo con ella y sus dos hermanos cuando eran pequeños.
“Desde que nació Dasha comprendí a mi mamá; soy más consciente de sus cuidados y preocupaciones. Te das cuenta de que, para una madre, es una constante preocupación el que estén bien sus hijos y que sean felices, que disfruten su niñez, que sean sanos, que haya deporte, una buena alimentación; así que me hago de algunas estrategias para que coman verduras, para que pateen fuerte en el taekwondo y para que no se cansen”, acotó.
Iridia inculca el deporte a sus hijos, y el taekwondo no puede faltar en la educación de Dasha, quien a unos meses de su ingreso a esta disciplina, ya es cinta naranja; es decir, el segundo grado.
Para festejar hoy el Día de las Madres, Iridia, campeona panamericana en Río de Janeiro 2007, competirá, junto con su pequeña Dasha, en una miniolimpiada que se realizará en la escuela de su hija.
Después, la familia Viera-Salazar, junto con doña Lourdes Blanco, comerá en un restaurante. “Me cambió la vida desde que tenemos a Dasha, porque te das cuenta que vives para ella, por ella; todo lo que haces es en relación a tus hijos, para que sean felices.
“Lo que antes me preocupaba pierde importancia, como en el taekwondo, que nos preocupábamos por el peso, por un torneo. (Desde que eres madre) empiezas a vivir para ellos (sus hijos) y te absorben al ciento por ciento.