El Espanyol ganó 0-2 al Getafe y culminó el milagro del entrenador Javier Aguirre, que llegó al conjunto catalán cuando era el último clasificado de la Liga española y, a falta de seis jornadas para el final del campeonato, ha conseguido los puntos teóricamente necesarios para lograr la permanencia.
Europa y la salvación estaban en juego en el Coliseum Alfonso Pérez. El Getafe no podía volver a perder tras la derrota ante el Valladolid de la pasada jornada si no quería descolgarse de los puestos continentales.
El Espanyol, a cuatro puntos de los hombres de Luis García, necesitaba una victoria para sellar la permanencia y, ya de paso, soñar con la zona importante de la clasificación.
El Espanyol tenía todo el derecho de hacerlo. La llegada del mexicano Javier Aguirre al banquillo claramente ha revolucionado al equipo “periquito”, que lleva una segunda vuelta espectacular. Su juego no es muy vistoso, pero el estilo Aguirre es justo el que peor funciona para el Getafe.
Un par de jornadas atrás se encontró con un equipo similar en algunos aspectos. El Atlético de Madrid, rocoso, duro, luchador y aguerrido dejó seco de ideas al cuadro azulón, que volvió a vivir una situación parecida con el Espanyol. El conjunto catalán no da por perdido ningún balón, sabe reducir muy bien todos los espacios y consiguió desesperar al Getafe, incapaz de hacerse con el dominio del juego desde el pitido inicial.
Realmente, nadie asumió el dominio de la pelota. El Getafe quería, pero no le dejaban, mientras que el Espanyol se dedicaba a destruir más que a crear. Por eso, en la primera parte las ocasiones se pueden contar con los dedos de las manos.
La más clara para el Getafe la tuvo Paco Alcácer, que se ha hecho con un hueco en el once titular tras la lesión de Adrián Colunga. Marcó contra el Valladolid la pasada jornada y por eso su entrenador confiaba en que siguiera su racha. Sin embargo, en la oportunidad más evidente, un mano a mano frente a Adrián, que incluso se resbaló antes de salir a por el delantero, no fue capaz de abrir el marcador.
Eso lo pagó caro el Getafe, que, aparte de tener que sufrir el sistema táctico del Espanyol, tenía que vigilar a los hombres de arriba, peligrosísimos como demostraron en el único tanto del primer acto. Al filo del descanso, entre Stuani, Sergio García y Verdú, fabricaron un gol precioso construido a base de paredes con la cabeza y rematado a la red por el último.
Fue un tanto casi definitivo refrendado con la expulsión de Borja Fernández al principio de la segunda parte. El centrocampista del Getafe tenía una amarilla y, tras resbalarse, cogió instintivamente el balón con la mano y vio la segunda para dejar a su equipo diez.
Curiosamente, el Getafe jugó sus mejores minutos con un futbolista menos, pero fue incapaz de generar claras ocasiones de gol. La más clara fue una jugada de Abdel Barrada, que se metió hasta dentro del área y fue derribado por Forlín. Los jugadores del conjunto madrileño pidieron penalti y la segunda tarjeta para el defensa del Espanyol, pero el árbitro Fernando Teixiera Vitienes no concedió ninguna de las peticiones.
El empuje del equipo de Luis García duró poco tiempo, hasta la segunda expulsión, esta vez de Federico Fernández, que vio una roja directa cuando sumaba una amarilla del primer acto. En la jugada siguiente Stuani hizo el segundo para sentenciar el duelo.
Era el minuto 67 y el resto del choque se convirtió en un festival de las tarjetas. En total, se vieron trece en el Coliseum, pero no restaron protagonismo a los tres puntos del Espanyol, que se quedará otro año en Primera. El Getafe, se atasca en su lucha por Europa. Empieza a ser un reto complicado.