El delantero internacional Mario Balotelli, del Milan, dice que su popularidad en Italia se debe a la selección nacional. Balotelli salió de Italia en el 2010 después de un paso turbulento por el Inter de Milán.
Pero se estableció como pieza clave de la selección nacional durante la Eurocopa del año pasado, donde anotó ambos goles en la victoria en semifinales sobre Alemania por 2-1.
“Mucha gente me aprecia, pero no todos”, dijo el futbolista de color el domingo antes del partido de clasificación mundialista de Italia contra Malta. “Después de la Eurocopa del 2012 noté que mi popularidad aumentó”.
“Gracias a la selección italiana, ahora los hinchas de otros clubes también empiezan a apreciarme. Puedo ver por el modo en que me tratan. La ‘Nazionale’ tiene algo especial, algo más. No puedo explicarlo pero está por encima de todo”.
No todos los hinchas están satisfechos con él, y el delantero fue blanco de insultos racistas en el clásico milanés el mes pasado. “El racismo me molesta, me enoja y me decepciona”, afirmó.
“Lamentablemente, no parece haber aquí suficiente mejoría. Coincido con Kevin Prince Boateng en que para escapar al racismo tenemos que contribuir todos”. Balotelli anotó un gol soberbio el jueves cuando Italia se repuso de una desventaja de dos goles para empatar con Brasil 2-2 en un amistoso.
El delantero suma ahora ocho goles en otros tantos partidos para el Milan desde que vino procedente del Manchester City en enero. “No me considero ni el mejor ni el peor del mundo”, afirmó Balotelli.
“Soy yo. He estado cambiando un poco. He madurado, estoy creciendo, ya no tengo 17 años; con la experiencia uno crece”. Balotelli buscará agregar su cuota de goles contra Malta el martes.
Italia encabeza su grupo de clasificación con 10 puntos en cuatro partidos. “Hablé con mi padre después del empate con Brasil y me criticó porque me perdí muchos goles”, reveló. “Ahora nos espera un partido con Malta y queremos rendir bien porque significará mucho para nuestra clasificación mundialista”.
Balotelli siempre ha estado en los titulares, por su actividad dentro y fuera de la cancha. Pero el jugador de 22 años solo lamenta una cosa. “En mi vida solo evitaría volver a hacer una sola cosa: no arrojar al suelo la casaca del Inter”, afirmó.
Ese incidente ocurrió durante una victoria semifinal de la Liga de Campeones contra Barcelona y causó indignación entre sus compañeros y directivos del Inter. Fue transferido al Manchester City poco después.