A sus 52 años, Zirahuen Sebastián Huerta, originario de Uruapan, Michoacán, pero jalisciense por adopción, se ha convertido en un ejemplo de determinación y perseverancia. Con una discapacidad visual y apenas un año y medio en el mundo del running, Sebastián ha logrado lo que muchos atletas con más experiencia no han podido: completar dos maratones y posicionarse como un referente en su categoría (ciegos y débiles visuales) a nivel nacional.

Desde niño, el deporte ha sido parte esencial de su vida. Su incursión en el running fue casi accidental: una invitación a una carrera local despertó en él una pasión que lo ha llevado a participar en múltiples competencias, siempre acompañado de su inquebrantable voluntad.

En agosto de 2023 corrió los 10K de la carrera de bomberos. Para octubre ya estaba subiendo al pódium con el primer lugar en su categoría en los 10K de Leones Negros. Desde entonces, su calendario deportivo se ha llenado de kilómetros y logros: el Maratón de Guadalajara, el Medio Maratón de Morelia, el Medio Maratón de Zapopan, Campeche, el Maratón de la Ciudad de México… y próximamente, una nueva edición del Medio Maratón de Zapopan, en mayo de este año.

Su preparación no es sencilla. No cuenta con un guía permanente, lo que ha hecho que muchas veces entrene solo, enfrentándose a caídas, obstáculos y desafíos. Y, sin embargo, sigue. Porque como él mismo dice: “la meta está a la vista o más cerca cada paso, cada respiración, cada zancada”. A veces, encuentra apoyo en personas dispuestas a guiarlo durante las competencias, pero la mayor parte del tiempo se entrena solo, combinando su rutina con natación, otro deporte que le ayuda a mantenerse en forma.

Su sueño ahora es correr en el extranjero, representando no solo a su comunidad, sino a todos aquellos que creen que las barreras están para romperse. “La vida es lucha… pero resulta imposible cumplir con esa jornada si dentro de mí no nace la fuerza para amar mis ideales”, expresa con emoción.

Su historia no está completa sin mencionar a su esposo, quien también es un pilar en la comunidad: imparte clases gratuitas de braille y de uso del bastón a personas con discapacidad visual, y durante años dio clases sin costo de básquetbol a niños, quienes aún lo recuerdan con cariño.

El camino de Zirahuen Sebastián Huerta no ha sido fácil, pero su ejemplo ilumina el sendero para muchos otros. Porque en su camino, siempre hay un guía… y en la meta también. Ese guía, dice él, es Dios.