Christian Benítez es como un niño, incapaz de estar en paz. Juguetón, avispado, es el último en abandonar la cancha de prácticas. Ahí se pone los guantes y la hace de portero. El escarmiento se produce cuando El Hobbit lo sorprende con un tiro angulado.
“Todos aquí son muy alegres y tratamos de estar bien. Nos hacemos bromas y creo que el más bromista es Paul Aguilar. Es muy inquieto —revela un risueño Chucho—. De hecho hay que estar viéndolo, en dónde está, porque en cuando te descuidas te hace algo… Sí, tratamos de pasarla bien”, expone la máxima estrella de las Águilas del América.
Autor de un hat-trick en el Clásico contra Cruz Azul, Benítez saborea el momento, descubre a ese rebelde chiquillo que se muere por hacer goles a diario, en la cascarita, en el interescuadras, en los clásicos o en cualquier escenario futbolero.
“Estoy feliz. Uno cuando marca se siente así, porque a la cancha vas con la intención de anotar y obviamente de ganar. Ahí debes tener la calma de que, si sale, pues muy bien, y si no, estar tranquilo y seguir adelante”, comparte el voraz gladiador, sentado atrás de la cancha principal de las instalaciones de Coapa, luego de que por tercera vez en su trayectoria azulcrema se apunta un triplete.
“Sabíamos que Cruz Azul era un gran rival, pero uno en lo personal y también el grupo, sabíamos que la intención era hacernos respetar en casa y ganar. Uno como delantero, en cada partido tienes la ilusión de marcar y, gracias a Dios, se logró”, añade con una amplia sonrisa.
Menudito, de 1.68 metros de estatura, Benítez pone al descubierto a ese Chucho juguetón, sencillo, desentendido, que se presenta sin calzado a la entrevista y ríe sin descanso.
Instalado en el Nido a partir del Torneo Apertura 2011, Christian presume que ésta es la mejor versión del América desde su arribo al club. “Yo creo que sí”, paladea.
Bicampeón de goleo individual con las Águilas, el temible artillero ecuatoriano asegura que va por el tercer trofeo, luego de haberse colocado en el segundo sitio, con seis dianas, apenas abajito de Emanuel Tito Villa, de Tigres, quien está fuera por lesión.
“Sí, la ilusión de uno es siempre marcar muchos goles y, aparte de eso, que el grupo camine y cuando todos andan bien y el equipo también, se consiguen toda clase de títulos. Esperemos al final del certamen que todo sea muy lindo”, imagina.
Soñador, no se limita a romper redes en los partidos importantes. Quiere retratar a todos los rivales, aunque sabe que todavía le faltan dos clásicos más: Chivas y Pumas.
“Para mí, cada partido tiene un sabor diferente, pero yo le quiero marcar a todos los equipos, la verdad, y ya tocará el momento que nos toque con Chivas y Pumas, más con el que me toque en esta semana… Yo quiero marcarle a todos. Esperemos seguir para adelante y que se pueda dar y que el grupo sume”, anhela.
Seguro, convencido de su capacidad, se atreve a soñar… “Siempre me veo campeón, pero para eso hay que trabajar fuerte y hacer las cosas cada día bien. Para ello espero estar muy bien de salud, para alcanzar el objetivo junto con mis compañeros”.
Sí, porque El Chucho ya se vio ahí, con el trofeo en las manos.