Era una tarde de 2010. Toda la ilusión que había en su ser, en su mente, en su corazón por la oferta del equipo inglés West Ham United casi se pierde en Pablo Barrera, cuando la directiva de Pumas puso su posición en la mesa.
O Pablo renunciaba a su porcentaje por la transferencia o simplemente no se iba al extranjero.
El mundialista no lo podía creer. Aún no lo cree. No esperaba tal trato de parte de su alma mater.
“No me lo esperaba de la directiva de Pumas, no de ellos. La verdad es que no me dieron nada de mi venta al West Ham”, confiesa Barrera, dolido a pesar de los años.
Las palabras de Víctor Mahbub, entonces presidente del Patronato de la UNAM, las tiene muy presentes.
“Me planteó el tema así: ‘Mira, si te quieres ir, no te voy a dar nada. Si quieres pelear, pues no te vas a ir’. Fue el presidente Mahbub quien me lo dijo”.
En el futbol mexicano, en toda transferencia de carácter definitiva, es decir, una venta, al jugador le corresponde 10% del monto de la operación.
“Muchos hablan de que el problema del jugador mexicano es regresar del extranjero, pero no, para mí fue el salir. Como todos saben, cuando se hace una transferencia te toca [como jugador] una parte, y Pumas la verdad es que no me dio nada”, recuerda resignado.
“Me dolió mucho, sentí muy feo que una institución como Pumas te hiciera esto, la verdad nunca me lo imaginé”.
Las cartas estaban sobre la mesa: cumplir el sueño, pero no recibir un solo peso, o quedarse en México.
Barrera lo pensó, pero no por mucho tiempo. Valoró todas las variantes y tomó la decisión.
“No me interesó. En ese momento, lo que quería era irme a Europa como sea y acepté, firmé esa hoja [en la que renunció a su dinero] y me fui”.
Es cruda la manera en la que el volante habla del tema. Pero tal parece que lo volvería a hacer.
“No, no hubo nada para mí. Sí, me quedé muy sorprendido por el tema; nunca pensé que fuera a pasar esto, pero a pesar de todo, no me arrepiento de mi decisión”.
Cuando volvió al futbol mexicano, no tuvo problemas con el llamado “pacto de caballeros”.
“Para regresar no hubo ningún problema, no tuve que pedirle autorización a nadie. Lo del pacto no es algo que me guste, pero bueno, ese es un tema aparte”, dice Pablo.
El ansiado regreso
Lo que ahora le preocupa a Pablo Barrera es volver a las canchas. Hace seis meses que una ruptura de ligamentos lo marginaron del futbol. Ahora está en la última parte de su recuperación.
Le hubiera gustado reaparecer contra Pumas, pero eso no será posible.
“No, me falta semana y media, quizá dos. No me voy a arriesgar; la lesión fue seria, muy seria, más de lo que pensé cuando sucedió. No me va a doler, prefiero esperar, recuperarme ciento por ciento, porque si no, voy a recaer. Hasta la jornada 9 o 10 podré estar. Pumas siempre será especial, pero hay más juegos por venir”, asegura.
Más allá de amargarse por lo sucedido con Pumas, por su paso fugaz en Europa y ahora esta lesión, Barrera interpreta esto como “golpes de la vida”, de los que mucho sufren, pero sólo algunos se pueden levantar.
“Voy a volver, voy a volver a Europa, voy a volver a jugar y volveré a la Selección. Lo primero es recuperarme, hacer bien las cosas en Cruz Azul e ir a la Confederaciones. Me urge, sé que lo puedo lograr, sé que puedo”.