Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Sus manos fueron varitas mágicas capaces de recuperar el músculo más adolorido, con entusiasmo siempre cuidaba y preparaba el material de su equipo, su trabajo no era hacer goles, pero era igual de importante para los logros de Correcaminos.

Por 42 años, Antonino Zúñiga, mejor conocido como “Tuli” o “Tulipán” dio su vida a Correcaminos, trabajando como utilero y masajista del equipo, “es un gran orgullo estar aquí en Correcaminos, lo llevo en mi corazón”, expresa al medio tiempo del encuentro entre Correcaminos vs Atlético La Paz, donde recibió un gran homenaje por parte de la institución, además de la victoria al final por parte de los jugadores y cuerpo técnico.

A lo largo de las décadas, Antonino Zúñiga ha sido la fibra que ha tejido el linaje de Correcaminos. Desde las entrañas de las divisiones más jóvenes hasta el estrado de los campeonatos más gloriosos, su presencia ha sido la nota constante en el equipo.

“Estas medallas nos las dieron ahí quedando campeones”, presume sin miramientos.

“Conozco desde Mérida hasta Ensenada, portando los colores de la Universidad Autónoma de Tamaulipas siempre, desde los grandes pueblos hasta los ranchitos que íbamos a jugar”, detalla.

Sus más grandes recuerdos retratan las épocas doradas de Correcaminos en el fútbol, “el más grato es el campeonato que nos llevó a Primera División, le ganamos a Querétaro en penales en el estadio Azteca”, recuerda.

Correcaminos celebró a “Tuli”, el hombre que ha tocado las fibras más íntimas de este club, ha escrito su nombre en las páginas de oro de su historia. Es el guardián de las esencias, el custodio de las tradiciones, el fiel protector de los anhelos de la afición.

“Estoy agradecido con mi familia, desde que me case doy gracias a Dios que me han apoyado toda la vida”, concluye.

“Tuli” deja un vacío difícil de llenar, pero su legado perdurará en cada rincón del estadio y en el corazón de quienes tuvieron el privilegio de compartir el campo con él.