Con la sonrisa aún de niño, el cabello alborotado y el orgullo hasta el cielo, Sergio Pérez desfiló aquel domingo 27 de marzo del 2011 en calidad de promesa de la Fórmula Uno. Inmaculado como su nomex de Sauber, Checo voló en la pista australiana, peleando incluso por entrar al Top 5, pero irregularidades en el alerón trasero del C30 provocaron la descalificación del mexicano y de su compañero Kamui Kobayashi. Un debut agridulce que coqueteó con los malos presagios.

Afortunadamente, todo salió bien y aquí estamos, 250 Grandes Premios después. Aquel chico de Guadalajara, que inició en los karts con la meta de ser el mejor mexicano en la categoría reina, hoy es una leyenda y se convertirá en el undécimo piloto que alcanza dicha cifra en 73 años de historia.

Desde esa temporada 2011 hasta ahora, Pérez Mendoza ha consolidado una trayectoria exitosa gracias al trabajo, lucha y disciplina. En su palmarés, el tapatío presume 34 podios, seis victorias, tres pole positions, un tercer lugar en el Mundial de Pilotos y si todo sale de acuerdo al plan, un Subcampeonato para esta campaña.

Tras su inicio con Sauber, Sergio ha defendido cuatro escuderías más: McLaren, Force India, Racing Point y Red Bull, equipo con al que llegó en 2021, luego de una década de experiencia, y en el que explotó todas las cualidades con el volante.

Con la firma austriaca, Checo triplicó sus números en la F1 y todavía tiene tiempo de cuadriplicarlos, pues en esta temporada suma ocho podios, a cuatro de superar su récord personal de 11, apenas el año pasado.

El mexicano busca repetir Top 3 este fin de semana en Singapur, carrera que ganó el año pasado. De hacerlo, la fiesta será perfecta, coronando un camino de gloria para el deporte nacional que inició con una descalificación y que de a poco se transformó en un mito que será difícil de igualar en varias décadas por otro mexicano.