La imagen de Cristiano Ronaldo en el entrenamiento de ayer delata su estado de ánimo. Está pensativo, con la mirada perdida y sin ganas de hacer bromas o participar de ellas, como en él es habitual en el día a día. Salió al césped casi camuflado con un gorro, con el que protegerse del frío y poder tapar la rabia de sus ojos. Porque si algo tiene su mirada es rabia más que tristeza. Los que le vieron ayer y los pocos que pudieron intercambiar algunas palabras aseguran que desde el sábado su estado de irritación ha subido, acumulando tanta que en el momento en el que la tenga que soltar podemos llevarnos una sorpresa.
Cuando el preparador físico ordenó hacer carrera continua, se separó del resto, en otra prueba más de que necesitaba estar solo, en su mundo. La espera se le está haciendo larga. Necesita volver a jugar, a competir, quitarse la espina del Clásico, borrar de su cabeza los fallos ante el Barcelona. Sólo así recuperara la sonrisa, aunque dicen que está dolido por las críticas que, según él, le hacen más fuerte.
Cristiano Ronaldo estará hoy en el once del Real Madrid que se enfrenta a la Ponferradina en El Toralín. Otro jugador habría pedido a su entrenador un descanso, dejar pasar este partido para regresar a otro de más enjundia, como el que tiene el sábado ante el Sevilla. Pero Mourinho y él han entendido que le vendrá bien jugar hoy para empezar a soltar esa rabia o furia que lleva dentro.
A Mourinho se le preguntó ayer por el estado anímico de este jugador, por si le habían afectado los pitos que recibió el sábado. “Si él es como yo no escucha silbidos. Le ha afectado perder un partido, como a todos. Es normal que hoy esté más triste que hace 15 días. Pero no veo ningún tipo de drama. Cristiano va a Ponferrada porque nos tiene que ayudar a ganar un partido difícil”.
Hoy juega en Ponferrada y se tomará este partido como una final, con el ánimo de encontrar sus mejores sensaciones. Necesita este partido.