El Corinthians de Brasil revalidó el título de campeón del Mundial de Clubes de la FIFA tras un encuentro muy igualado y emocionante en el que un solitario tanto del peruano Paolo Guerrero hundió a un Chelsea que no tuvo contundencia ni fortuna.
El respetuoso y silencioso público que habitualmente puebla las gradas del estadio nipón dio paso a los ensordecedores cánticos de la ‘torcida’ paulista, que en ningún momento dejó de animar a su equipo, creando un ambiente digno de una final.
La mayoría abrumadora de aficionados brasileños en el campo arropó al Corinthians desde el primer minuto que, con la sensación de jugar en casa, saltó a jugar sin tapujos.
Los brasileños confiaban sus opciones a los contragolpes de la peligrosa dupla formada por Emerson y Guerrero, mientras que el Chelsea explotaba sus bandas e intentaba combinaciones entre Torres, Mata y el habilidoso Hazard.
El encuentro se tornó vertiginoso con ocasiones en ambas porterías. Tres de ellas muy claras para el Chelsea, una a cargo de Torres tras realizar un control acrobático en carrera, una parada imposible de Cassio tras tiro colocado de Moses y un misil de Mata desde la frontal bloqueado por el seguro guardameta brasileño.
Corinthians no solo llegaba vivo al final de la primera parte sino que logró romper el encuentro y darle a los minutos finales un ritmo de infarto.
Pasaban los minutos y la grada rugía con fuerza transformando Yokohama en Sao Paulo y contagiando al equipo. Y llegó el minuto 69, cuando en un intento de los brasileños, Danilo recortó con clase en el área y su disparo cayó en la cabeza de Guerrero, que remachó a la red sin oposición ante el delirio de los hinchas paulistas.Con los nervios a flor de piel, Cahill fue expulsado en el último minuto con roja directa tras una fea entrada. Ya el tiempo cumplido, el abanderado acertó al anular un tanto de cabeza a Torres, en la última ocasión antes de que se pitara el final y el ‘Timao’ comenzara su particular fiesta en el césped.
Con la victoria, Corinthians se convierte en el Mejor equipo del mundo y alza su segundo título del Mundial de Clubes, tras el logrado en Brasil en el año 2000, convirtiéndose, junto con el Barcelona, en el equipo más laureado de la competición.