Allá en 1996, en una ranchería apenas a 20 kilómetros de distancia de la capital de Coahuila, se oían gritos de júbilo: “Santos campeón”. Jared Borgetti anotaba el gol con el que los Guerreros vencían a Necaxa y así el equipo lagunero se levantaba con su primer título.
Todos en la ranchería gritaban, todos menos el niño Oribe, de apenas 12 años, quien callado expresaba su alegría y salía a festejar a las calles para prometer: “Algún día yo le daré un título a la ciudad”.
“Lo he intentado, dos veces -recuerda el apodado Cepillo, hoy todo un hombre de 27 años, y delantero titular de Santos-. En esas dos ocasiones no pudo hacer mucho por la causa, “pero en esta será diferente”.
En su primera chance, el Bicentenario 2010, contra Toluca, Oribe jugó los dos partidos completos, pero no pudo hacer gol. En la segunda, contra Monterrey en el Apertura 2010, no jugó.
“Ahora será diferente, ahora va la mía”, dice Oribe y afirma que su nombre “quedará escrito en la historia del club”.
Oribe Peralta no es un hombre que hable con autoridad, hay que esforzarse para escucharlo, es de los futbolistas que les gusta hablar en la cancha: “Ahí quiero ser protagonista, ahí es donde quiero aparecer”.
Canciones en su honor
En las calles, cerca de su ranchería, la gente, con guitarra en mano, canta sus coplas en honor a Peralta: “Oribe nació aquí y aquí se quiere hacer grande. Es de Torreón El Cepillo y con honor juega en la cancha”, dice la letra que intenta cuajar con la música.
Peralta conoce esto: “Por esa gente es que uno quiere ganar. Por la gente que escribe canciones, por la gente que grita en el estadio y también la que no, la que tiene que ver el juego por la televisión. Como ellos sufrí y gocé desde lejos. Ahora que estoy aquí quiero devolverles algo de lo que yo sentí”.
Largo trajinar
Oribe no pudo debutar en Santos. Tuvo que irse a Morelia para poder jugar, después pasó a Monterrey, viajó al sur a buscar suerte con Jaguares, pero en su terruño, en el desierto de Torreón, es donde pudo calmar su sed. “Pasé cosas difíciles, pero ahora que he regresado me han dado una confianza que no esperaba, un apoyo que es lo que todo futbolista necesita para triunfar”.
-¿Sueñas con ser la figura?
“Es el sueño de toda mi vida, es el sueño de todo futbolista, darle un título al equipo de sus amores, anotar el gol del campeonato”.
Oribe ha tenido un gran año, y quiere terminarlo nada menos que como monarca del futbol mexicano.