Julio César Chávez Jr. celebrará 36 años de vida este 16 de febrero junto a amigos cercanos y muy probablemente sin dejar de realizar sus entrenamientos diarios, aunque lo hará también con pocos reflectores, en medio de problemas familiares y sin la idea nítida de quién será su próximo rival, a pesar de que durante semanas ha sonado la opción del youtuber Jake Paul.

Hijo del primer matrimonio de Julio César Chávez junto a Amalia Carrasco, Julito luce cada vez más lejano de lo que fue, aunque no quita el dedo del renglón en su intención de recuperar el brillo que logró y que incluso lo llevó a ganar el campeonato mundial mediano del Consejo Mundial de Boxeo hace una década.

Después de derrotar en las tarjetas a David Zegarra en diciembre de 2021 en una cerrada pelea a 10 rounds, mencionó que realizará unos tres encuentros más para después ir por un objetivo poderoso, todavía con la intención de volverse encontrar, en algún momento, con Saúl “Canelo” Álvarez, ideal que en lo deportivo luce inaccesible dado su rendimiento.

NO EXPLOTÓ AL MÁXIMO SUS CUALIDADES

“Desde muy niños los dos fueron grandes prospectos”, comentó Nacho Beristáin vía telefónica a Mediotiempo, sin querer hacer mayores aspavientos sobre el Jr., a quien conoció cuando caminaba de la mano de su padre; el otro al que hace referencia es a Omar, el otro descendiente de la leyenda que tampoco logró despuntar en su carrera.

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Y es que Julio llegó a demostrar que pegada y físico tenía, cualidades que incluso lo llevaron a ser campeón del CMB en junio de 2011 tras derrotar al alemán Sebastian Zbik; fue ahí, además de las tres defensas exitosas que hizo ante Peter Manfredo Jr., Marco Antonio Rubio y Andy Lee, donde alcanzó un pico que hacía pensar que todo iba bien, pero las drogas aparecieron.

“Técnicamente boxeaba bien, pero no seguí muy de cerca su carrera”, añadió Beristáin, quien también entrenó a Chávez padre y que anteriormente había señalado que a los hijos de la leyenda “les ganó la droga y la indisciplina también”, convencido de que ni Julito ni Omar respetaron la herencia de su padre, a quien califica como “el más grande peleador que le ha dado México al mundo”.

El propio Jr. ha relatado que todo comenzó después de que perdió el cetro con Sergio “Maravilla” Martínez en septiembre de 2012, ya que cayó en una profunda depresión que trató de sobrellevar con sustancias prohibidas.