Guillermo Arriaga es uno de los cineastas y escritores mexicanos más reconocidos en el mundo, ello le valió para que conocer y entablar en su momento una gran amistad con Diego Armando Maradona (q.e.p.d.). Ante ello, atesora una gran anécdota con el Pelusa, misma que se dio antes, durante y después de que recibiera en Cannes el premio al mejor guión en 2005 por la cinta: “Los tres entierros de Melquiades Estrada”.
Arriaga reveló que previo al festival en la ciudad francesas, un amigo le presentó a Maradona, con quien tuvo la oportunidad de bromear y platicar, al grado de que no se contuvo y le preguntó el motivo por el cual consumía cocaína, llevándose una respuesta que jamás hubiera imaginado.
“Regresé al hotel, un hotel cinco estrellas, pero no habían cuartos, pero me dicen que me tomara un trago por cortesía del hotel: ‘felicidades señor Arriaga, sabemos que ganó’. En eso, en una mesa, un amigo (José Ibáñez) me hace una seña y llegó y me dice: ‘Guillermo, te presentó a Diego Armando Maradona’. “Le dije: te voy a contar un chiste de argentinos: ‘un argentino le dice a su mujer, hagamos el amor mudos; y ella le dice: ‘¿y cómo es eso?’, y él le dice: ‘sin voz’. Se rió mucho Diego.
Le digo: ‘oye Diego ¿por qué te metes tanta coca?, ¿por qué haces tanto desmadre?’; Me dio una respuesta genial que quiero compartir: ‘porque no me dieron manual, lo que yo vivo, no lo vive nadie, es muy fuerte, yo llegué a segundo de primaria, nunca imagine esto, nadie lo soporta, hay mucha gente que te influye, que te manipula, estás confundido, donde yo camino, hay gente que besa por donde yo caminé”, contó Arriaga en entrevista con Toño de Valdés.
Arriaga explicó que por algún momento pensó que Maradona se había molestado por lo que le había comentado durante la charla, pero para su sorpresa fue todo lo contrario, al grado de que el Pelusa le regaló una camiseta para uno de sus hijos.
“De repente, se para y se va, dije: ‘yo creo que le dije algo que no le gustó’; a los diez minutos regresa con una camiseta y me dice: ¿tienes un hijo que se llama Santiago, verdad?’; la firmó y me dijo: ‘toma, un regalo para Santiago’. (Lo encuentras en el tiempo 1:03)