El serbio Novak Djokovic ganó este lunes su segunda Copa Masters ante el suizo Roger Federer, a quien derrotó en el O2 Arena de Londres por 7-6(6) y 7-5, en dos horas y 14 minutos.
Djokovic, que demostró una vez más su fortaleza mental al imponerse en dos sets en los que comenzó perdiendo, vuelve a coronarse con un título que ya ganó en 2008, y priva a Federer de ampliar su récord de seis Masters, más que ningún otro tenista en la historia.
El de Belgrado, que cierra el año por segundo año consecutivo como número uno del mundo, y Federer, que fue el primero del ranking a final de temporada en seis ocasiones, se conocen a la perfección: habían disputado hasta este lunes 28 partidos, 16 de los cuales se los había llevado el suizo.
El helvético, además, llegaba con inercia ganadora a su octava Final del Masters (el argentino David Nalbandian ya le había ganado en 2005), dado que se impuso en sus dos últimas citas, en la Semifinal de los Juegos Olímpicos este verano y en la Final del Masters de Cincinatti, tras plantarle un 6-0 al serbio en el primer set.
Así las cosas, Federer abrió el partido con confianza y quebró en su primera oportunidad el servicio de Djokovic, que comenzó con dudas en la mayoría de encuentros en esta Copa de Maestros, si bien demostró asimismo su capacidad para sobreponerse a los momentos difíciles.
Después de que Djokovic recibiera atención médica por un golpe en el codo que se dio al tratar de alcanzar una bola de su rival, Federer salvó una primera bola de set para acabar sucumbiendo a la segunda.
El desempate, que había dejado algunos de los intercambios más estéticos del campeonato, anticipaba un segundo set de nuevo denso y disputado.
Federer quebró de primeras y ambos tenistas, que comenzaban a acusar el cansancio, avanzaron con fuerzas parejas hasta que, tras casi dos horas de partido, llegó un nuevo punto de inflexión.
El suizo sirvió con 5-4 para forzar el tercer parcial y se puso por delante 40-15, pero Djokovic todavía tenía que demostrar por qué es un maestro.
Las dos bolas de set del helvético se quedaron en nada ante la concentración y la fuerza de Djokovic, que gritó como si ya hubiera ganado al conseguir el 5-5.
Federer todavía podría haber forzado el desempate de ese segundo set, pero en esta ocasión estaba ya derrotado, y el serbio pudo cerrar el duelo con una bola rápida y precisa que obligó al suizo a dar un golpe en el aire.