A veces la historia se escribe de momentos que la vida misma rechazaría contar. Liverpool se alzó con su sexta Copa, con la sexta Champions League para ser el sexto mejor ganador de la historia del torneo. Lo hizo de la manera peor narrada, con un penalti a los 108 segundos. Muerte rápida, certera, sin contemplaciones.
Sissoko daba indicaciones de marca cuando Mané decidió disparar, el árbitro, el verdugo del juego más esperado de la Champions League, Skomina, marcó la pena máxima, silenciando un estadio por un segundo, y matando un juego sumamente esperado.
Salah con una cita pactada con la historia no rechazó el compromiso y con un tiro medio a la portería marcó el 1-0, el final cuando el juego apenas había comenzado.
Lo que sucedió después fue sólo toque de un lado a otro, sin que nadie atacara porque no había que hacer nada más, todo estaba definido. Liverpool había dominado, en el marcador, la cancha y la tribuna, ya tenía resuelta la copa, la sexta en su haber.
Con la historia escrita, los Reds le pusieron el 0-2 al marcador; no eres necesario tanta crueldad para un equipo que buscaba su primera Champions, pero los ingleses, los de la provincia que veneran a los Beatles como lo mejor que han tenido, lo exigían.
Así llegó Origi, el héroe, el que el 4 de mayo hizo el gol ante Newcastle para mantener a su equipo vivo en la Premier, el que el 7 de mayo hizo dos tantos para remontar contra el Barcelona y el que el 1 de junio cerró el marcador para ganar la copa mas preciada de Europa.
Para Liverpool no hubo más, dos goles, el triunfo certero y un título que los engrandece en Inglaterra y entre los del continente. Para Tottenham el reconocimiento de haber llegado y luchado por una Champions que era un sueño que parecía convertirse en realidad.
Liverpool ganó la Champions, Liverpool es el mejor equipo de Europa en 2019.