El 22 de junio de 1991 vive en la memoria colectiva de Pumas. Con sed de revancha, el inolvidable ‘Tucazo’ le dio al conjunto felino su tercer título de liga, mismo que para el exjugador auriazul, Miguel España, terminó con la hegemonía del América, pues años atrás habían perdido dos finales ante los azulcremas en las temporadas 1985 y 1988.

“Fue un partido de alta presión porque algunos de los que estábamos en esa ocasión ya llevábamos dos finales perdidas, ya les iba a dar mi credencial de cliente porque (América) era un equipo de los 80 que sabía perfectamente jugar la etapa de Liguilla. Sabíamos que era un partido complicado, no podíamos descuidar el mínimo detalle como nos había sucedido en las dos finales anteriores”, declaró en entrevista.

España recordó cómo se vivieron los momentos previos al duelo que definiría al campeón del futbol mexicano, encuentro al que los del Pedregal llegaron con desventaja en el marcador, sin embargo, el aliento de su entrenador, Miguel Mejía Barón, fue una inyección de ánimo antes de salir a la cancha.

“Fue muy emotivo porque Miguel prácticamente ya no dio mucho de la charla técnica, ya no había mucho que agregar y nos dio un pumita de plata, el cual nos lo daba con mucho cariño, y para él ya éramos unos campeones. Eso nos fortaleció, ese detalle del pumita, de la plática, cuando salimos del vestidor sabíamos que íbamos a ser campeones”, expresó.

Ricardo Ferretti tuvo en sus pies la oportunidad de oro para darle tan anhelado triunfo a los universitarios y con un potente disparo de tiro libre, atravesó las redes del rival, alegría que por un momento estuvo cerca de esfumarse.


“Nos dio tranquilidad, pero no confianza, estuvimos encima de ellos, tuvimos varias oportunidades, ellos también tuvieron reacción, incluso hasta el último minuto viene un centro de Memo Naranjo y le cae a Alejandro Domínguez que le llega de volea, pero le cae la pelota en las manos a Jorge Campos y ahí acaba el partido”, apuntó.

Finalmente, el Olímpico Universitario completamente abarrotado se desbordó en festejos que el excentrocampista auriazul recuerda con alegría, pues estaban impacientes por alzar la copa.

“Todo corrimos hacia el centro del campo. Fue mucha alegría, había muchísima gente en el estadio y lo disfrutamos muchísimo por todo lo que habíamos vivido previamente por el lapso de las Liguillas anteriores”, detalló.