Cruz Azul está de nuevo en la Liguilla, fase en la que le es obligatorio estar, pero en la cual, siempre, de alguna u otra forma, falla en el momento clave.

Que si un penalti mal cobrado, que si un gol de “carambola” en los últimos minutos, que si pierde una gran ventaja de manera increíble. La realidad es que el caso cementero es digno de un diván, porque parece que la institución ya no puede soportar más tragedias.

“No necesitamos sicólogo”, afirma un muy serio Guillermo Vázquez, cuando se le pregunta.

Paso a paso. En el Invierno del 99, con el estadio Azul preparado para el festejo, un gol de oro del tuzo Alejandro Glaría los dejó frustrados, una frustración que casi cumple 15 años.

“Es cuestión de charlarlo entre nosotros. De hablar mucho para convencernos que lo que sucedió en el pasado, no tiene por qué afectar al presente”, agrega el director técnico.

Cruz Azul ha entrado en todas las posiciones posibles a las finales. Como líder general fue echado por el que de rebote entró a la “Fiesta”. Lo ha eliminado su gran enemigo, el América, sus rivales de la capital, los Pumas, y claro, sin olvidar, las trágicas finales.

El León es el rival en el inicio de la Liguilla, un rival especial, porque además de ser el equipo revelación del torneo, fue ante La Fiera contra quien La Máquina se coronó hace ya casi 15 años.

“Estamos preparados para enfrentarnos contra cualquier rival, preparados para todo”, sentencia el técnico.

“No importa si no hablan de nosotros. Ha habido campeonatos en donde el octavo es campeón”, recuerda Alberto Quintano, director deportivo del club.

Ahí va Cruz Azul, el de los fantasmas y la mala suerte. El que no necesita sicólogo para levantarse. ¿Quién sabe? Puede que sea la buena.