Cruz Azul se encuentra en periodo de gracia luego de la goleada 5-0 contra Pachuca, que sirvió para sacar presión a los jugadores y cuerpo técnico; sin embargo, esto no fue obra de la casualidad ni tampoco cien por ciento del coaching que coincidió con el resultado favorable.

La derrota que tuvo el cuadro cementero en la Jornada 10 frente a Gallos Blancos fue una catarsis para algunos jugadores, entre ellos los líderes del vestidor: Jesús Corona, Julio César Domínguez y Adrián Aldrete. En la primera oportunidad que tuvieron reunieron al resto del plantel en el vestidor de La Noria y hablaron fuerte; fue una terapia.

Esta acción no hizo otra cosa más que reforzar la unión en el plantel. Los jugadores salieron fortalecidos de esa charla y hasta cierto punto liberados, luego de dejar claros los objetivos que persiguen y hablar sobre los errores puntuales que se han cometido en los partidos y que han derivado en derrotas.

Coincidentemente en esa misma semana llegó Bernardo Angulo, quien se encarga de impartir las sesiones de coaching en las que motiva a los futbolistas y les hace saber la capacidad que tienen, no sólo en lo deportivo, también en lo personal, una herramienta que cayó como anillo al dedo luego del ‘encerrón’.

Pedro Caixinha ha sido insistente en su método de trabajo, y al menos la semana pasada y lo que va de ésta, sus prácticas estuvieron enfocadas en la definición, remates a la portería, mano a mano con los arqueros, espacios reducidos y concentración. El ambiente en La Noria después del triunfo ante Pachuca es diferente. Bromas, carcajadas, intensidad en los ejercicios y golazos.