“Ganar una medalla te cambia la vida”, platica Aída Román, medallista de plata de Londres 2012 en tiro con arco. Para ella, su experiencia al llegar a México como subcampeona olímpica, le ha traído momentos muy emocionantes que no se esperaba.Relajada, conversa en exclusiva sobre los sentimientos generados y la importancia de ser una medallista olímpica; luego bromea sobre la cantidad de autógrafos que debe firmar. “Están padres los 10 primeros autógrafos los demás ya te cansas mucho”, suelta la frase con una sonrisa.

Con emoción, Aída relata que cuando llego al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México la esperaba mucha gente con porras y gritos de aliento y felicidad.

En ocasiones se siente artista con las invitaciones de programas deportivos y del espectáculo que le han llegado, o simplemente por la solicitud de sacarse una foto o firmar autógrafos, “eso es nuevo para mí”, acepta.

Nuevo escaparate

Serena y feliz, Aída Román explica que ya había sido medallista, pero asegura que nadie le hacía caso a los eventos internacionales y competencias mundiales.

Román reconoce que el escaparate que tiene en este momento es diferente a lo vivido a su regreso de Beijing hace cuatro años, “ya que desafortunadamente la gente sólo le hace caso a las medallas.

“Me quedé muy cerca en Beijing (2008), quedé en 13ro. a veces, eso no es tan remunerante cuando quedas en esas posiciones, un poquito más abajo”.

La deportista capitalina reflexiona que en el caso del equipo varonil, que quedaron en 4to lugar, “y ni los ‘pelan'”.

La arquera también lamenta que los deportistas mexicanos no medallistas sean olvidados, ya que como ella, también hicieron el esfuerzo de llegar a la justa de verano “es un poco feo y elitista, el que digan ‘¡ay ya ganaste, ya te hago caso!’ y pierdes y te dicen ‘ ¿tú quién eres?'”.

Ser medallista

Aída aseguró que los entrenadores te preparan para triunfar en la competencia pero no para las consecuencias de ganarla, algo que sí es difícil manejar.

Asombrada por la nueva etapa como medallista y bajo los reflectores de los mexicanos, comenta que nadie advierte sobre lo que significa ganar una medalla.

“No te enseñan nada antes de ganar una medalla, no te advierten que la gente se va a volver loca por querer tomarse una foto contigo, por querer tener una exclusiva, es algo nuevo y hay que disfrutarlo, relajarse y dejar que las cosas fluyan”, concluye la medallista mexicana.