Cuando tienes a tu odiado rival enfrente te tienes que jugar el alma en la cancha y así lo entendió el América que se guardó todos los goles de la mala racha para descargarlos en la portería de las Chivas y humillarlas en el Clásico Nacional.

Las Águilas no tuvieron piedad, deshicieron a un Rebaño que de Sagrado no tuvo nada y el 4-1 en el marcador se quedó corto a todo lo que pasó en el partido, el cual el conjunto visitante lo terminó jugando con nueve jugadores.

Chivas no existió, América hizo lo que quiso en el Coloso de Santa Úrsula con alma, con pasión y con algo más, todo lo que el cuadro rojiblanco no tuvo. Una gran actuación de Francisco Córdova enmarcó la nueva humillación al equipo rojiblanco.

Córdova fue el que movió los hilos de las Águilas; qué mejor que un canterano que siente los colores fuera el que abrió el camino a la goleada con un doblete en el primer tiempo y dejarle en claro a las Chivas que su crisis es más que profunda.

Guadalajara no supo jugar el Clásico, y menos cuando se quedó con 10 hombres por la expulsión de Antonio Briseño que le hizo una entrada escalofriante a Giovani dos Santos. Con la roja se desvaneció la esperanza rojiblanca de ganar.

Para el segundo tiempo Chivas parecía haber recargado el corazón en el vestidor, encontraron el descuento rápido en los botines de Alan Pulido, pero esa pila se descargó rápido y América volvió a ser dueño del partido.

Chivas dejó de tener la pelota y América se fue con todo al frente, primero les quitaron un penal sobre Renato y después el VAR les otorgó otro que lo ejecutó Emanuel Aguilera de gran manera.

La goleada tocó a la puerta en varias ocasiones hasta que Henry Martín puso el cuarto y definitivo ante un Guadalajara más que entregado y que terminó el partido con nueve hombres por otra expulsión.

América recuperó el orden, recuperó el gol y el hambre de ganar, algo que parecía haber perdido cuando se metió en esa crisis de más de un mes sin conocer la victoria.