De norte a sur todo está en calma. Sí, playeras amarillas y azules, azules y amarillas, se dejan ver por doquier; también alguna que otra de los Pumas, pero ellos juegan hasta mañana.

Una fracción de ‘la Monu’, que siempre se reúne a la salida de la estación del metro Deportivo Oceanía, hoy brilla por su ausencia.

No se ven vagones tomados por los radicales, tampoco exagerada vigilancia policiaca en los alrededores.

Sólo las playeras, azules y amarillas, amarillas y azules, se dejan ver por doquier y también, una que otra de… Las Chivas, pero ellos juegan mañana.

Todo transcurre con moderada calma. Algunos aficionados esperan, debajo del reloj, a los amigos, a la novia, al que trae los boletos, que es lo más importante, para emprender el camino al Coloso.

Sólo las playeras, azules y amarillas, amarillas y azules, se dejan ver por doquier y también, una que otra de… El Barcelona, esos si jugaron hoy, y por cierto perdieron.

A pesar de ser sábado, hay mucha gente en el Metro, parecería ser lunes a las nueve de la mañana, para entrar a los vagones hay que pasar:

Por un señor con dos costales.

Dos señoras con sus bolsas de mandados.

Una pareja que no quiere dejar abrazarse y besarse.

Y los niños que van a ver a la abuelita.

Todos ellos pegados a la puerta, no dejan subir, tampoco bajar.

Sólo las playeras, azules y amarillas, amarillas y azules, se dejan ver por doquier y también, una que otra de… El Real Madrid, que tienen mucho que festejar.

Sobre Tlalpan, una de las avenidas principales que llevan al Azteca, la marcha de los autos es constante, pero lenta. Pocas banderas del América y Cruz Azul se asoman por las ventanas. Aún estamos lejos del objetivo.

La vida lleva su curso normal. La gente camina y no piensa en futbol, o lo ignora.

En el Metro General Anaya la parcialidad americanista aumenta. Algunos chicos con playera de ‘La Monu’ escondida bajo una chamarra, esperan el momento de marcharse.

Ya se respira, más, el clásico. Los choferes gritan: “directo al Azteca, directo” y suben al doble el precio del pasaje y también la música… Es pegajosa la del “Pollito pío”.

Al fin se llega al destino. Las calles se inundan de amarillo, esto es el clásico. Aparece una barra, una porra o como se llame. La explanada del Azteca es de color amarillo.

No hay disturbios, solo algunos dimes y diretes con la policía, no más.

Esperen… ¿No que no podían entrar? Los barristas se organizan y al lado de la tienda Nike entran al estadio, muy organizados, apoyados por gente del Azteca y vigilados por la policía. Los medios toman fotos, video, pero no se permite acercarse más.

La barra no es identificada como La Monu o la Ritual. Se lee un gran manta: “los de Tepito” nada más. Entran, como dijeron que lo iban a hacer. Quizá más tarde haya explicaciones.

El clásico está por comenzar.

Sólo las playeras, azules y amarillas, amarillas y azules, se dejan ver por doquier y también, una que otra de… No, solo amarillas y amarillas.