Poco después de mediodía, las caras largas aparecen en las instalaciones de Verde Valle. Se dirigen al césped. El equipo recién ha bajado, minutos antes, del avión que lo trajo procedente de la capital del país. En medio de la amargura, hay que retomar el entrenamiento. La derrota ante Pachuca se refleja en los rostros del plantel rojiblanco.

Los titulares de Chivas apenas realizan un trote en el campo. Luego, 40 minutos de yoga. No hay más. Los semblantes serios. Ecos lejanos de bromas hoy ausentes. El ánimo del Rebaño está golpeado. En el plantel hay desplantes de honestidad para reconocer lo que muchos ven: el equipo da pena.

“Fue muy dolorosa la derrota. La verdad, es de dar pena lo que está pasando. No tengo palabras para describir lo que siento ahorita, pero me siento muy triste por lo que está sucediendo”, admite, sincero, Jorge El Chatón Enríquez.

Frente a los Tuzos, el 0-1 resulta todavía más doloroso, al recordar que nuevamente se falló una pena máxima. El Guadalajara ha dejado escapar, además, una de las últimas posibilidades de meterse a la pelea por un lugar en la Liguilla. Matemáticamente, Chivas no ha muerto. Pero su futbol agoniza en el Apertura 2012.