La frustración mexicana por la eliminación de Rusia 2018 derivó en resignación general, pero se presentó varios incidentes en la tribuna de la Arena Samara , sobre todo en el segundo tiempo y en varios puntos del inmueble.

Desde que cayó el gol de Neymar , el público azteca, esta vez minoría, olfateó la debacle. Si bien la mayoría se apagó, pronto se vieron empujados en una de las estaciones de las alturas del estadio, donde un mexicano recuperaba a veces un seguidor de la Verdeamarela: “¡te vas a la verg …!”

Ante la impotencia del Tri en la cancha, los de la camiseta verde y el piso del estadio, justo enfrente de las bancas, también se vieron empujados, como sucedió igual en el mismo sector pero en el primer piso.

Sin embargo, ninguno de los conatos pasó por la presencia de elementos de seguridad privada, así como por la facilidad con la que las autoridades locales pueden ubicar a los fanáticos rijosos, mediante el Fan ID.

Del otro lado del campo, un aficionado mexicano fue señalado por lanzar un vaso a la cancha, la policía solo llamó la atención y no pasó a mayores.

“¿Por qué, por qué?”, ​​Gritaban los mexicanos en la grada al caer el 2-0 de Brasil , era la misma triste pregunta de antes, pero ahora se agregaba a otro ingrediente: la resignación de no poder culpar a nadie, simplemente a México.

Ahora no hay un villano externo, una decisión arbitral, un golazo o unos cambios guardados; la afición lo sabía: el rival fue mucho mejor que el Tri , “nada que reclamarles”, decía uno; “Se rifaron, pero eso ya no alcanza”, respondieron el segundo de seis amigos que sufrieron la derrota amarga y ahora tienen que enviarse a Moscú, pues no tienen boleto de retorno.

“No tengo trono ni reina ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el Rey”, entonaron unos cuantos, pero sin el eco suficiente para hacer sentir su propio Tri lo que ellos vibran por la Selección. Ahora, un ritmo de canciones tristes, la misma historia, pero diferente camino, un nuevo sueño para la afición que merece más, mucho más que un quinto partido.