Hace 15 años la directiva de Cruz Azul tomó una de las decisiones más increíbles de la historia reciente del futbol mexicano: decidió rescindir el contrato de todos los jugadores celestes y del entrenador Mario Carrillo.

Era el Clausura 2003, uno de los peores torneos en cuanto a resultados en la historia del club cementero.

De los nueve juegos de Liga, el equipo celeste no había ganado ninguno, tenía tres derrotas y seis empates. En el caso de la Copa Libertadores, la Máquina sumaba dos derrotas y una victoria ante Strongest.

La peor de esas dos derrotas en el torneo sudamericano fue una goleada de 6-1 ante Fénix de Uruguay el 6 de marzo que provocó la decisión de la directiva en especial tras ver cómo “bailaban en el vestidor pese a la derrota”.

“No se daban los resultados y en Uruguay yo recuerdo que Mario estaba algo molesto, pensaba que los jugadores no estaban dando lo que teníamos que dar en la cancha. Entonces yo como capitán hablé con él junto con Pinheiro, Palencia, (para decirle) que no era el caso, que todos estábamos dando el máximo.

“Ya después en privado yo con Mario Carrillo le comenté que no se preocupara, que íbamos a hacer las cosas para que salieran bien por la institución, por nuestras familias”, contó Sergio Almaguer, entonces integrante de aquél equipo.

Tres días después de la goleada ante Fénix, Cruz Azul empató contra Monarcas. Con solo 6 puntos de 27 posibles, el presidente Guillermo Álvarez tomó la decisión de renegociar el contrato de todos los jugadores o de lo contrario se irían de la institución.

Once jugadores aceptaron la rescisión por no estar de acuerdo con las condiciones que ofrecía la directiva. Entre ellos Óscar Pérez, Palencia, Loco Abreú, Melvin Brown, Pinheiro, Gilberto Jiménez, Flavio Davino, Daniel Valdi, Pablo Galdamés y Zepeda.

De acuerdo con Almaguer, los extranjeros se fueron sin inconvenientes, él se hizo a un lado y se quedaron los jóvenes que ante Pumas sacaron la primera victoria del torneo con dos goles de Juan Carlos Cacho.

“No puede uno bajar al vestidor y que haya música (y estuvieran) bailando. Hay que recordar esa película de Brad Pitt, Moneyball, donde entra y después de haber perdido todos estuvieran como si no hubiera pasado nada.

“Yo me sentí muy mal y aparte el cuerpo técnico en turno platicamos y se hizo un replanteamiento de los contratos porque si nadie aceptaba tendrían que ser rescindido pero cubriéndole 100 por ciento del mismo, pero quedaba separado del plantel”, reveló el presidente Billy Álvarez para la cadena Fox.