Unos Dorados que juegan con el espíritu de Cuauhtémoc Blanco, aprovecharon su localía y se pusieron a un paso de conseguir medio boleto para regresar a Primera División, ya que ayer ganaron 1-0 ante La Piedad en el juego de Ida, y ahora tendrán que terminar el trabajo en suelo michoacano.

El Temo sigue siendo un demonio para cualquier equipo, su experiencia se expande por todo el campo y contagia a sus compañeros. Ayer fue el motor de los sinaloenses, y aunque no marcó gol, guió con su talento al conjunto ‘culichi’ para ganar el primer round de la Final de Ascenso.

Los primeros 45 minutos fueron dignos de una batalla de ascenso, con dos equipos jugándose la vida, en busca del medio boleto para subir al Máximo Circuito. Ambos entendieron que es un Final de 180 minutos, pero no quisieron desperdiciar ni uno solo.

Dorados tardó 30 segundos en poner a temblar el arco rebocero, en un balón que se paseó por toda el área chica y Juan Hernández vio cómo se les escapó el balón estando auténticamente solo. Un minuto después otra vez llegaron los de Culiacán, pero de nueva cuenta se quedó el grito de gol ahogado.

Desde los primeros instantes se notó que Dorados sería quien mandaría en la cancha, pero la sorpresa fue que La Piedad fue quien tuvo las jugadas de más peligro, sin embargo los de Michoacán terminaron perdonando tres ocasiones claras de gol.

La más clara la tuvo Rafael Murguía al 18′ cuando quedó frente del arco, a un metro de la portería y con el arco abierto, pero el delantero remató pésimo y mandó su disparo por encima, dejando vivir de más al conjunto sinaloense. Minutos después perdonaría un mano a mano con el portero Frausto.

Así se fueron 0-0 al descanso, pero con un buen primer tiempo.

Para le segunda parte la historia no iba a cambiar mucho. Dorados continuaba con el control del partido, y Paco Ramírez aprovechó para lanzar toda la carne al asador, ingresando a Daley Mena, quien le inyectó explosividad a la ofensiva.

Y al minuto 60′ llegaría el premio para los de Culiacán, luego de un mal rechace del portero rebocero, que dejó el balón en los linderos del área, a donde llegó Lorenzo Ramírez y sacó un fogonazo que se incrustó en la parte más alta de la portería, con lo que abrió el marcador e hizo estallar el Estadio Banorte.

A partir de ahí Dorados fue amo y dueño del partido, mientras La Piedad moría de nada, aunque para fortuna de los michoacanos, el conjunto sinaloense no logró aumentar el marcador y el juego terminó 1-0.