A lo largo de la historia en el deporte se han dado algunos sobrenombres que pueden o no gustar a los protagonistas y en la Liga MX no es la excepción, y como ejemplos basta contar algunos de ellos, en los que incluso los jugadores han manifestado que no les agrada los apodos que les pone la afición, periodistas, cronistas, locutores o sus propios compañeros.

Cocoliso y Chachagol

Recién se dio el caso de Carlos González, el ex de Pumas que estando en la UNAM, Francisco Fonseca lo nombró Cocoliso, por el personaje de la caricatura de Popeye que no tiene cabello y al delantero no le agradó; mientras que en su primer partido con Tigres, Carlos Aguilar en la transmisión del encuentro lo llamó Chachagol, pero este sobrenombre para Charlie provocó molestias en los seguidores auriazules.

Rikín

Y Fonseca no se salva de los apodos que calan, ya que es conocido como Kikín, pero al llegar a Tigres por un contrato de cinco millones de dólares y no rendir lo esperado, la afición y prensa lo bautizaron como Rikín.

Big Mac

En el mismo equipo auriazul está el caso de André-Pierre Gignac, a quien le agradó desde un principio que don Rober le pusiera El Bomboro, por la canción de la Sonora Santanera que dice “Bomboro Quiñá Quiñá”, lo cual el comentarista de Multimedios lo cambió a “Bomboro, Gignac, Gignac”.

Sin embargo, antes de esto, el francés sufría porque en Francia lo apodaba la gente en la tribuna como Big Mac, era el nombre de una hamburguesa del McDonalds, el cual le pusieron porque estaba pasado de peso. Por supuesto, esto no le gustaba a Dedé.

Chilindrina

Cuando llegó a México con el Morelia, Damián Álvarez no solo se hacía par de chonguitos en su cabello largo, también era uno de los consentidos de Ricardo Ferretti, por lo que sus compañeros lo apodaron la Chilindrina, puesto que Tuca parecía Don Ramón; al Enano no le gustaba, aunque a su familia sí. Al llegar a Tigres pidió a la prensa que no le llamaran de esa manera.

Chaka

Aunque el apodo no le incomoda, Luis Rodríguez obtuvo el seudónimo del Chaka por burlas de sus compañeros cuando militaba en Rayados, ya que no le entendían al hablar y le dieron el sobrenombre como diminutivo de la canción de Chacarrón.

Charrito

Hablando de Rayados, el histórico Jesús Arellano conocido como el Cabrito, recibió este apodo por Enrique Bermúdez a petición del club regio; al cronista se le pidió que le inventara un sobrenombre para dejar atrás que don Rober le llamaba Charrito Arellano, ya que fue José ‘El Charro’ Barragán quien descubrió a este elemento que sería una leyenda.

Manos guangas

El portero de Rayados, Hugo González, fue apodado por la afición albiazul como Manos guangas, luego de que en la Final ante Tigres en el A2017, no pudo contener un disparo; además, de otras pifias en más encuentros. Al arquero le molesta este nombre, el cual ya también en transmisiones de televisión lo han mencionado.

Ojitos

Enrique Meza es apodado como el Ojitos y en una rueda de prensa posterior a un partido ante Tigres, dejó en claro que no le agrada el sobrenombre cuando un periodista incluso lo llamó “Don Ojos”, por lo que lo corrigió señalando que su nombre era solo Enrique Meza.

Chofis

Otro apodo que no gustaba a un técnico era el de Javier López, pues Matías Almeyda manifestó que no le agradaba que le dijeran la Chofis, un sobrenombre que provenía de Sofía, una novia del exjugador de Chivas, Giovanni Casillas, ya que los compañeros aseguraban se parecía a ella.

El Tortas

Aficionados rivales al América comenzaron a tomar a carrilla a Moisés Muñoz, ya que al igual como le pasó a Gignac, le notaban sobrepeso y comenzaron a decirle el Tortas.

Pocahontas

Joel Huiqui tenía cabello largo y de tez morena, por lo que Luis Omar Tapia lo comenzó a llamar Pocahontas, por su parecido al dibujo de la princesa de Disney.

Chore

Edgar Mejía, lo apodaron así por el diminutivo de “pin… orejón”, abreviando la última sílaba de la primera palabra con las primeras tres letras de la segunda.