Ana Gabriela Guevara paralizó a México durante 48 segundos y 89 centésimas el 27 de agosto de 2003. Todo el mundo habló de esa mujer mexicana que, contracorriente, conquistó los 400 metros planos en el Campeonato Mundial de Atletismo en París.

“Fue una conquista porque cambió en el tema de empiezo a ganar. Viene esta metamorfosis de que las mujeres dijeron sí podemos, tenemos que creer en nosotras”, recordó Guevara en entrevista.

“Sí había cierto rechazo, no con un machismo de desprestigio y denostar, pero sí con muchos visos de minimizar sobre todo porque estaba en una disciplina donde la potencia la tenemos muy cerca: EU, Centroamérica, y cuando empiezo todavía Cuba prevalecía como una de las grandes potencias en la disciplina”, recordó.

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La atleta sonorense rompió esquemas, enfrentó críticas y rechazo debido a su estatura de 1.73 metros y musculoso cuerpo hasta convertirse en un parteaguas en el deporte mexicano al demostrarle al mundo su grandeza.

“Cambiar el estereotipo y entrar a una competencia de muy alto nivel no era cosa sencilla, el llegar y meterte a ese grupo selecto. Aquí todos los pronósticos estaban en contra”, enfatizó Guevara.

“Lo viví y desde todos los ángulos: el social, familiar, mediático, pero era parte del tema, así lo asumí. Sí se empieza a dar esta crítica, rechazo, como una manera de minimizar o juzgar pero era parte de lo mismo”, expuso la máxima referente del atletismo femenil tricolor.

Abrirse camino en el deporte no fue fácil, recordó la subcampeona en Atenas 2004 en los 400 metros planos, único podio olímpico de México en pruebas de velocidad del atletismo.

“Una de las adversidades más fuertes es encontrarte con que los hombres siempre tienen un privilegio, un trato y una atención especial y hablo mucho antes de que empezara a correr.

“Como basquetbolista, siempre el equipo varonil tiene más pleitesías, atenciones, mejores uniformes, hasta pagos. En el caso de nosotras siempre era como, literal, andar ‘correteando la chuleta’ para conseguir por lo menos lo mínimo indispensable, ya no hablemos de tratos especiales”, rememoró.

Guevara, icono del deporte mexicano, sigue rompiendo los esquemas fuera de la pista. Se convirtió en la primera mujer en dirigir la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y es ejemplo de que se pueden enfrentar los estereotipos para brillar en lo más alto.