En un gran Clásico Joven, América y Cruz Azul igualaron por 3-3 en un juego que tuvo de todos, golazo, expulsiones, lesiones y polémica.

La Máquina fue un vendaval en los primeros minutos de este Clásico Joven. Joao Rojas se enfiló sin marca por el centro del área en el primer minuto, pero no supo definir ante el achique de Muñoz y le estrelló el balón, para conseguir tiro de esquina.

La alegría para la nación celeste llegó en la siguiente jugada, tras un cobro a segundo palo, Jorge Benítez encontró el balón y con la pierna derecha marcó el primer tanto del encuentro.

Cruz Azul buscó ampliar la ventaja presionando sobre todo con Guerrón que, en su afán por llegar a un balón aéreo alcanzó a chocar con Moisés Muñoz, que tuvo que ser cambiado el minuto 9 por aparentes problemas de visión.

Con el andar del reloj, América recuperó el balón, comenzó a meter contra su arco a los de La Noria y con un polémico penalti al 33′, Osvaldo Martínez puso el 1-1.

El gol cayó como balde de agua fría sobre los cementeros, el desconcierto era notorio y América lo aprovechó. Al 37′, Pablo Aguilar remató un centro de tiro libre en los linderos del área y una confusión entre Cata Domínguez y Corona, trajeron como consecuencia el segundo tanto águila que daba vuelta al marcador.

Con el orgullo por los cielos, América buscó una nueva anotación para ampliar la ventaja, mismo que llegaría al minutos 52, luego de una espléndida triangulación entre Quintero, Sambueza y Oribe Peralta.

Dos minutos más tarde, Tomás Boy decidió sacar a un Joffre Guerrón muy revolucionado, pero impreciso para dar entrada a Matías Vuoso.

Las Águilas se acomodaron para tratar de ampliar la ventaja a través de contragolpes, pero las modificaciones tácticas vinieron mejor para los celestes.

Al 64′, el Chaco entró al campo y en su primera jugada le ganó las espaldas a la zaga azulcrema para rematar en centro del Maza y revivir a la grada con el 3-2.

Cruz Azul se volcó al arco de Hugo González, Oribe Peralta se fue expulsado al 69′ y el sufrimiento de las aficiones se intensificó al 70′, cuando Benítez reventó el travesaño con un violento disparo y en esa mismo jugada, Cata volvió a estrella al balón en el metal, estremeciendo a los seguidores celestes que ahogaron el grito de gol, y a los azulcremas que vieron cómo la suerte les sonreía.

 

El andar del reloj se convirtió en el peor enemigo de Cruz Azul pese a que América se quedó con 9 jugadores por las expulsiones del Oribe y Quintero, pero la sangre de esta nueva versión celeste y una genialidad de Joao Rojas al 93′, pusieron el 3-3 definitivo en un juego simplemente memorable.