Eran las 19:50 horas de la noche en el monumental Marte R. Gómez, y algo se sentía diferente en el ambiente. ¿Tal vez era el aire?, ¿tal vez saber si el Campeón tiene la fuerza naranja para llegar a la Liguilla?, o lo que todos querían ver al último ídolo de la nación pisar el inmueble del 17 Carrera Torres.

De la nada se apagaron las luces, dejando en penumbras la entrada de la estrella, algo así como salido de “Broadway”, sí, ese que nos emociono durante tanto tiempo jugando para la Selección Mexicana, el mismo que le dio todo al América y le metió un gol de antología al Real Madrid en el Santiago Bernabeu, señoras y señores Cuauhtémoc Blanco.

“Ahí viene, ahí viene”, se escucho de tres pequeños aficionados pegados a la alambrada esperando verlo pasar, “¡Ahí está!” gritaron con el jubilo de verlo pasar 2 segundos por enfrente de ellos. El calentamiento fue de él y sus compañeros Fígoli, Valadez, Acosta, es más ni el mismo Siboldi le importaron a la gente, todas las miradas se las robó…Sin pedir permiso.

Regresó al vestidor y con un número que no es normal observarlo el 20 en su espalda, llegó la hora de salir al juego, se le veía con la seriedad en el rostro que lo caracteriza, aunque en el fondo sabía que se las vería muy negras para ganarle al Campeón.

Silbó Quetzallí Alvarado y el primero en tocar el balón fue “Don Temo”, “Cuau”, “Chaman”, “Sir Cuauhtémoc”, palabras de más para el ídolo de la afición.

Llegó el primer arribo de peligro Correcaminos y solo le aplaudió a su portero; mientras que minutos después tomo el balón como en su mejor momento y trato de filtrar un pase que termina en la mano de un defensa naranja.

Tiro Libre cinco metros afuera del área la zona especial del “Temo”, tomo la pelota con la mirada que más le conocemos… voy a meter; este balón…

Se tranquilizó y espero a que todos hicieran sus movimientos, antes de siquiera mover un dedo, pita el réferi y dando cuatro pasos… ¡Goool!… se escucha por todo el estadio el “Cuau” lo vuelve hacer, magistral, excelso, recordándonos sus mejores tiro libres y diciéndole a la afición que hay “Cuauhtémoc” para rato.

“¡Vamos Cabrones!” una frase que utilizó mucho cuando, dejaba sus pases exactos para unos rivales naranjas que no podían controlarlo durante los primeros minutos y como Diego Menghi, solo se dedicaron a apreciar los mejores toques de “Sir Cuauhtémoc”.

Fue un primer tiempo inolvidable lo que dejó para los aficionados en el Marte R. Gómez el 10 más importante de la última época de la Selección Nacional; un golazo, pases milimétricos y un sin número de oportunidades generadas para que su equipo se fuera con el marcador a favor de dos goles contra cero.

En la segunda mitad las cosas cambiaron para el originario del Barrio de Tepito, definitivamente ya no es la misma condición, ni la misma manera para aguantar golpes. Correcaminos salió a dejar el alma en la cancha para llevarse el triunfo y continuar en la pelea por la calificación y lo consiguieron.

Hugo Sánchez, “Nico” Saucedo y Juan Manuel Sara en dos ocasiones marcaron uno de los partidos más apasionantes en la historia del Marte R. Gómez, y el veinte de los Dorados tuvo muchísimo que ver.

Nunca dejó de alentar a sus compañeros, nunca dejó de echarse el equipo al hombro, Blanco se despidió de la tripleta arbitral como todo un caballero y se fue, se fue del Marte R. Gómez por ese túnel que gritaba a los cuatro vientos…

¡Gracias Cuauhtémoc, vuelve cuando quieras!