Tampico, Tamaulipas.- Día especial en el sur del Estado, desde tempranas horas el puerto se vistió de gala, y es que después de mucho tiempo un Clásico Tamaulipeco regresaba al Coloso de la Unidad Nacional.
Aficionados con su playera celeste en las calles, “bombardeo” de información en redes sociales y mientras más se acercaba la hora de la batalla, en el Estadio Tamaulipas se empezaban a hacer enormes filas de aficionados en sus accesos, todos con playera del equipo, que independientemente de tener problemas porcentuales, logró unir a todos los presentes para demostrar porqué se dicen la afición más grande de Tamaulipas.
La grada era un completo mar celeste, había banderas por todos lados y de todos tamaños, una verdadera fiesta, toda la afición con una sola misión… ganar desde la grada su clásico y apoyar a su equipo, demostrar que Tampico Madero está para cosas grandes.
La Jaiba Brava está lista para ganarle a Correcaminos.
Una grada completamente llena, aficionados que gritaban y que desde el principio se hicieron notar, y que cuando ambos equipos salieron a calentar, adelantaron lo que ya se veía venir, una cancha y un estadio que iban a pesar.
Correcaminos nunca será bien visto en el Sur del Estado, y eso fue algo que la afición celeste se cansó de demostrar con cada porra, insulto y abucheo previo, durante y posterior al encuentro.


Diez minutos antes del inicio del protocolo, el Estadio Tamaulipas se cimbró en un solo grito… “Arriba la Jaiba Brava”, la afición celeste mostraba la felicidad y algarabía que un clásico representa, tras quedarse por tanto tiempo sin uno, la oportunidad perfecta para humillar al tan odiado rival y aplastarlo en la grada por medio de gritos, porras y mosaicos, lo que a la postre, llevó a la Jaiba Brava a humillar y derrotar no sólo en la grada, sino también en el campo a Correcaminos.
El silbatazo inicial llegó y al paso de cada minuto Tampico Madero y su afición no dejaban de presionar al rival. No importaba la zona, cada que alguien organizaba un grito de aliento el Estadio respondía de forma unísona e impresionante, Tamaulipas no sólo vibraba, sino que tenía en el Estadio Tamaulipas la voz propia de la pasión de un Estado.
La temprana expulsión de Edgar Benítez logró que la afición celeste llegara al clímax, desbordando con su apoyo lo que se esperaba. Fue cuestión de 15 minutos para que un viejo conocido de Correcaminos hiciera estallar el coloso de la Unidad Nacional, Diego Menghi fue el encargado de poner el primero; una emoción que se desbordaba en cada rincón del Estadio y en donde no existían más que risas, gritos y hasta abrazos por adelantarse tan temprano en el marcador.
Cada mínima provocación hacia rugir al Tamaulipas y por parte del graderío no había más que abucheos para Vuoso y todo jugador de Correcaminos que lograra hacer contacto con la pelota, una vez más se hizo sonar su voz “Oh Tampico, Tampico, dale Tampico”.
El segundo gol para Tampico llegó por obra de un autogol de Pierre Ibarra, la respuesta de la afición no se hizo esperar… “Quieren llorar, quieren llorar”… en una esquina, 20 fieles integrantes de la Legión Plebe que hicieron el viaje, se encontraban apoyando y sufriendo con el equipo de sus amores, que en esta ocasión no iba a regalarles una alegría.
Parecía que cada aficionado de Tampico Madero estaba conectado. Una vez más el Tamaulipas se hacía escuchar con un fuerte y retumbante “Olé, olé, olé” y la ola no tardó en aparecer… era una verdadera fiesta.
“En esta no, Matías Vuoso… esta vez no”, sin importar el esfuerzo físico o la idea futbolística, y aunque logró anotar, el cuerpo arbitral dio por concluida la jugada antes del disparo del delantero….el tan esperado gol para Vuoso no llegó en este Clásico Tamaulipeco.
La afición siguió con su papel. “Guamerú” García hizo el tercero de los goles, el definitivo, el que sentenciaba, bailó “gallinazo” en son de burla, puesto que no había rival en la cancha, el clásico era celeste.
“1, 2, 3… Tampico Madero, Ra Ra Ra”… cada falta a favor servía para que la afición y todo el Estadio Tamaulipas rugieran y ni el descanso obligatorio logró abatir a todos los celestes que irradiaban felicidad por ir goleando en el Clásico Regional.
Correcaminos se encontraba derrotado, sin fuerzas y sin algún mínimo chispazo que lograra emocionar a su gente, en esta ocasión solo tuvo que conformarse con ver las ideas que entre equipo, porra y afición, hicieron que el Tamaulipas fuera un verdadero carnaval.
Mientras Vuoso y Menghi se hacían de palabras. La afición se entregaba por completo a sus héroes Jaibos de esta batalla, Menghi en su salida y varios minutos después a Daniel Ludueña en su entrada.
El partido estaba a punto de terminar cuando la afición atendió el llamado del sonido local y para el final de la gran fiesta que se dio, se concluía con un Estadio Tamaulipas completamente iluminado con los celulares de todos los aficionados, esta noche no iban a dormir, marcharían felices a festejar, se humilló a los azul-naranja y era suyo el Clásico Tamaulipeco edición XXIX.