Entre más alto es el vuelo, más grande puede ser la caída, y lamentablemente así fue para la afición de Correcaminos.

El 9 de mayo fue un día especial, ese miércoles tenía 2 días previos en los que mediáticamente se habló de una semana histórica, los de la UAT entendían la importancia del partido de Ida y se esperaba un duelo para los libros de grandes encuentros del futbol mexicano.

El partido de Ida fue para Correcaminos 2-1, pero dejaba un sabor amargo, ya que se pudo blanquear a los esmeraldas, además de llevarse una ventaja mayor para la vuelta.

Día de las madres y el júbilo y la esperanza se vivía en ciudad Victoria, sin dejar a un lado, una de las fechas más importantes en el calendario, se balanceaba junto a la noticia de que Correcaminos podría ser un equipo de Primera División.

11 de mayo, aficionados y un gran equipo de prensa, prepararon maletas para hacer el viaje en el que se daría fe del ascenso de los Naranjas, mismo día en el que en las redes sociales se mostraba un optimismo y a su vez nerviosismo por el juego de Vuelta en Nou Camp.

12 de mayo, el día esperado llegaba, los medios que hicieron el viaje daban la información del día, fiel al estilo de cada uno.

En la ciudad de León, Guanajuato, se respiraba un ambiente denso, para muchos no era de Primera División, no se observaban tantas playeras verdes y en los medios pedían calma, además de apoyo para los “panzas verdes”, esa situación hizo que más de uno los diera por muertos.

Desde tempranas horas en el estadio se daba la reventa, aficionados Naranjas se infiltraban para comprar un boleto, con la playera del rival, para no ser descubiertos, logrando la mayoría su objetivo, estar presentes en el juego más importante de Correcaminos en los últimos años.

17:30 horas, hora de ir al Nou Camp y estar listos en la cobertura de la Final de Ascenso, esas playeras que no se habían visto por las mañana, inundaron el estadio por la tarde, ambiente de Final de Ascenso, ambiente de Primera.

Nou Camp estaba lleno y ensordecedor era el ruido cada vez que salía una playera Naranja del vestidor visitante, primero fueron los utileros, después fueron algunos jugadores que verían banca ese juego, entró el portero Eder Patiño y la gente se lo quería comer. Cada movimiento, cada estirada, cada atajada de calentamiento, era un abucheo y una recordada a su progenitora.

Los Naranjas salieron a calentar primero y era de esperarse lo que se vendría, algunos denotaban nerviosismo, otros tardaron en salir como Felipe Ríos y Diego Olsina, la alineación estaba dada.

Patiño, Silva, Sánchez, Menghi, Ríos, Sena, Pareja, Carrasco, Olsina, Saucedo y Sara eran los elegidos por Nacho Rodríguez para enfrentar el compromiso.

León salía a calentar y destapó el grito de júbilo más grande que haya escuchado en mi corto tiempo de cronista deportivo, al grito de “Dale León, dale León”, la gente apoyó a su equipo, apoyo que no cedió.

Regresaron al vestidor y a pocos minutos del pitazo inicial, sonó el himno nacional, la foto de los equipos y todo estaba listo para la fiesta, ya sea Verde o Naranja.

En punto de las 20:00 horas arrancó el partido, los que buscamos las mejores gráficas, nos posicionamos en la cancha y fue cuando todo empezó.

Pases errados, malas marcaciones… ¿qué pasa? era la pregunta general, ¿dónde está el equipo del Apertura 2011?, o ya de perdido el del Clausura 2012.

El domino estaba en los playeras verdes, impulsados por su gran afición, pese a ello, la primera llegada fue de Correcaminos, al minuto 10 un tiro de esquina y una cabezazo de Rolando Sena que daba el primer aviso.

Pasaron 17 minutos y el victorense Carlos “Gullit” Peña abría el marcador, empatando el global 2-2.

No se entendía el planteamiento, “a que están jugando”, comentaba Roberto Grimaldo, periodista que se encontraba a mi lado en la cancha, “no agarran la pelota”.

Minuto 22, Luis Nieves recibía el balón de la testa de Eder Pacheco y sin dudarlo daba la ventaja a León 2-0 (global 3-2), y la esperanza empezaba a morir, no por el tiempo, si no por que el equipo universitario no daba señales de vida.

León no cesaba, sabía del momento que tenía, y a Correcaminos pareciera se le aparecieron 40,000 mil coyotes en el estadio.

Eder Pacheco hacía el 3-0, derivado de una gran jugada de Burbano al 43´del primer tiempo, los Naranjas simplemente esperaban el silbatazo, el cual llegó.

Se venía la parte complementaria y con ello algunos cambios.

Correcaminos no reaccionaba y León ya de Primera División fue humillante ante su gente, metiendo el 4-0 al son que el colombiano Burbano quiso jugar.

La gente impulsaba a su equipo por el quinto y  el colombiano venía en plan grande, tan sólo cinco minutos más tarde hizo el segundo en su cuenta personal con una gran asistencia de su compañero Edwin Santibáñez, después de robarle el balón a Diego Menghi, quien llegó a línea de fondo y la metió al corazón del área ante la llegada de Burbano, que sólo empujó para hacer el quinto.

La afición de León no cabía de emoción y el silbatazo final dejó tendido en el campo a Nicolás Saucedo, siendo levantado por sus compañeros. Los victorenses Javier Herrera, Rolando Sena y Felipe Ríos lloraban juntos en la banca, mientras que otros caminaban rumbo al vestidor, en el palco asignado a las autoridades tamaulipecas, se vacío rápidamente y el festejo de León empezó.

Gustavo Matosas era lanzado por sus compañeros, al estilo de Guardiola, Jesús Martínez junior era bañado como John Madden en la NFL.

Decio de María les dio la copa y la vuelta del nuevo equipo de Primera División vendría, tres victorenses estaban felices, Oscar Mascorro, Iván Pineda y Carlos Peña, ellos si serán de Primera, al menos en esta ocasión.

Las calles de León se inundaron de banderas, la ciudad estalló y no durmió.

Mientras los camiones que viajaron en apoyo a Correcaminos, solo se quedaron con la pregunta, ¿Qué paso?