Sus prolongadas patillas delineaban su rostro coronado por un casco rojo con la ‘C’ de los Reds en la frente.
Pete Rose era sinónimo de hit en las Grandes Ligas y su imagen desalineada estaba destinada a ser inmortalizada en Cooperstown, hasta que en el verano de 1989 su leyenda se desmoronó en un segundo cuando se reveló que apostaba a favor de Cincinnati tanto como jugador como después siendo manager.
El bateador con más hits en la historia de la MLB con 4 mil 256 fue borrado de inmeadiato de la Liga y se le catalogó como inelegible para el Salón de la Fama. Un castigo que polarizó al beisbol, toda vez que para algunos fue excesivo y para otros -incluidos los altos mandos de las Mayores- no es sino un mero acto de justicia necesarIo.
Rose aceptó el castigo de por vida en agosto de 1989 tras una investigación realizada por el abogado John Dowd para MLB que reveló que el infielder apostó en repetidas veces a favor de victorias de los Reds entre 1985-87.
El 20 de abril de 1990, Rose se declaró culpable de dos cargos y fue sentenciado a cinco meses en la prisión de seguridad media y recibió una multa de 50 mil dólares.
Fue puesto en libertad el 7 de enero de 1991, después de haber pagado 366 mil 41 dólares en impuestos atrasados e intereses.
Los abogados del expelotero de 78 años sostienen en la actualidad que la sanción es injusta comparada con los castigos que se dieron a raíz del escándalo del uso de esteroides y el más reciente por robo de señales que involucra a los Houston Astros.