No es una final. Ni siquiera es una gran final. Puede que el término final histórica también se le quede pequeño, como lo hace el calificativo oficial: final de Champions. El Real Madrid-Atlético es La Final, con todas las mayúsculas. La madre de todos los derbis. Será un punto y seguido, porque lo será, pero con olor a punto final.

Desde Arganzuela hasta Hortaleza, pasando por Lavapiés o Chamberí, el domingo ondeará una única bandera en la capital. Media ciudad celebrará y llorará de alegría y la otra media se esconderá para no verla. Si las bromas de los vencedores a los vencidos duran habitualmente hasta el siguiente derbi, lo que suceda esta noche marcará a varias generaciones de hinchas madrileños para toda la vida. 111 años en una noche.

Pasarán las temporadas y unos y otros ganarán trofeos, puede que incluso al eterno rival, pero ya dará igual. “Sí, sí, pero nosotros os ganamos en Lisboa”, será la frase que zanje cualquier discusión. Y al perdedor le tocará agachar la cabeza. Para toda la vida. Esa es la importancia que tiene el partido de hoy. Por una vez, la gloria no será efímera. Cuando entran en juego las relaciones entre amigos, vecinos o compañeros de trabajo, no hay vuelta de hoja. Hoy acaba todo.

El nuevo Clásico

Se busca rival digno para derbi decente”. Aquella pancarta se desplegó en el fondo sur del Santiago Bernabéu en noviembre de 2011. Tres años y medio después, la final de la Champions es testigo de la madre de todos los derbis, la batalla más grande de la historia entre Madrid y Atlético, una guerra que dura 111 años y que llega a su cumbre hoy.

Y es que no hace tanto que los Madrid-Atleti no eran más que un mero trámite para los blancos. Las temporadas tenían dos derbis ligueros… y punto. Pero ahora se ha convertido en el nuevo Clásico del fútbol español… y hasta europeo. El gran salto del Atlético al estrellato ha provocado enfrentamientos en Copa, Champions y en la próxima Supercopa de España. Un duelo igualadísimo, un derbi de verdad.

La inyección de testiculina que ha supuesto para el Atlético la estancia de Simeone en el banquillo rojiblanco ha servido para revivir duelos de otro siglo. Y no es una frase hecha. Antes de El Cholo, el Madrid llevaba 14 años sin perder. Podía salir a jugar los derbis con chanclas y no los perdería. Era ley de vida.
Un derbi en los bares
Pero el Atleti es otro y este partido llega en el mejor momento posible. El Real Madrid alcanza la final después de tres años rozándola. Los del Manzanares, en su máximo histórico. Si este derbi tenía que ser, era hoy.

La final es un regalo, aunque mañana será un infierno para medio Madrid. La gente que viva fuera de la capital podría no entender que lo que está en juego es más que un partido de fútbol, más que una final de Champions. Un derbi normal se terminaba de jugar el lunes en el trabajo o en el colegio. El de esta noche no terminará nunca. El ganador no lo permitirá.

Cuántas finales de Champions en partidas de futbolín como la que ilustra la portada de MARCA de hoy se habrán jugado en los bares de Madrid… Hoy, por fin, es de verdad.