La selección de Serbia, liderada por Milos Teodosic, se clasificó para la Final de la Copa del Mundo de baloncesto, en la que se enfrentará a Estados Unidos, al dominar a Francia por 85-90, con un Nicolas Batum excepcional y autor de 35 puntos.

Los serbios salieron más enchufados, con más ganas, con nervio, y si hubo un protagonista en los primeros veinte minutos no fue otro que Milos Teodosic. El base hizo y deshizo a su antojo, dirigió, anotó y repartió asistencias.

En ataque, Serbia apostó por la rapidez, la osadía, la valentía, por un juego directo, y sobre todo apostó por Teodosic, un genio con el balón en sus manos. No se equivocó, el marcador al descanso corroboró todo esto con un 32-46 que dejó entrever la puerta de acceso a la Final para los de Djordjevic.

En el tercer cuarto, los serbios comenzaron a jugar con la ventaja y el reloj, algo en lo que fueron unos auténticos maestros en la década de los noventa.

En los últimos intentos franceses por recortar el marcador, Diaw, Batum y Fournier marcaron tres triples y volvieron a poner adrenalina en el partido.

El triple fue el protagonista de los últimos minutos, con Teodosic, Batum, Diaw y Heurtel como actores principales en una auténtica fiesta de efectividad y de baloncesto.

Sobre el final del partido, Serbia controló la ventaja, la administró con la precisión de un cirujano y ni los 35 puntos de Batum (17 en el último cuarto) pudieron impedir su victoria (85-90), su pase a la Final y su regreso a la elite.