El sol a plomo hacía que el asfalto de Imola exigiera a los neumáticos al límite, pero ni las altas temperaturas eran tan extremas como la rivalidad entre Ayrton Senna y Alain Prost. Aquel 24 de abril de 1989, el brasileño rompió el ‘acuerdo de caballeros’ que tenía con su compañero de equipo en McLaren de no disputar la primera vuelta y lo rebasó para desatar la furia del francés y así dar inicio al más agudo protagonismo en la historia de la Fórmula 1.

Tras la reanudación del Gran Premio de San Marino después de un aparatoso accidente de Gerhard Berger, Prost acusó a Senna de haber roto un acuerdo alcanzado entre los dos pilotos después de un incidente en Brasil, de no tener intervención alguna de los miembros del equipo, mientras que el amazónico argumentó que el trato se limitaba exclusivamente al inicio de una carrera.

A partir de ese momento, nada volvió a ser lo mismo entre dos de los mejores pilotos de todos los tiempos, las sonrisas se acabaron, se desató una Guerra Fría en la que apenas y se dirigían la palabra como mera cortesía para saludarse.
En las reuniones del equipo de Woking, Ron Dennis tuvo que ser un constante mediador para que fluyera la comunicación para conocer el estado y las adecuaciones de ambos autos. El director técnico de la época, Gordon Murray llegó a confesar que amenazaba a los pilotos para que no escondieran ningún dato y participaran en las reuniones durante las carreras juntos.

La batalla entre Senna y Prost durante 1989 estuvo llena de acción y el campeonato se decidió a favor del francés por 16 puntos con todo y una descalificación en Japón, donde chocaron ambos. Los dos McLaren colisionaron en la chicane ‘Casio Triangle’ cuando Prost bloqueó un intento de rebase de Ayrton.

El francés se alejó mientras el brasileño regresaba a la pista. Senna ganó la carrera, pero más tarde fue descalificado en una decisión muy polémica que terminó por beneficiar al galo, quien se adjudicó el tercero de sus cuatro títulos mundiales. En 1990 ‘El Profesor’ se marchó a Ferrari, pero su rivalidad no cambió pese a ahora estar en escuderías distintas.

Pero todo llegó a su fin en el GP de Australia de 1993, cuando Alain Prost vivió su última carrera en la máxima categoría. Ayrton triunfó en la despedida del francés, pero cuando parecía que todo sería tensión como a lo largo de su rivalidad, el brasileño tomó del brazo a Prost y lo subió al primer peldaño con él, en un gesto que cerró el episodio del pronunciado antagonismo entre ambos.