El Clásico español entre Real Madrid y Barcelona es por mucho, el partido que congela al mundo, por lo menos durante 90 minutos. Polémicas, hazañas y grandes figuras, son algunas de las características de este partido.

Si bien es cierto que merengues y culés son dos de los equipos más poderosos del mundo, la rivalidad entre ambos arrastra consigo algo más que un balón. Desde 1902, Real Madrid y Barcelona han forjado una rivalidad que supera la cancha; los madridistas son el equipo que representa a la capital española, mientras que el Barca representa a la Ciudad condal de Cataluña, que por años ha intentado independizarse de España.

EFE
Antes que eso, existe una historia no comprobada del todo, que indica una disputa dispareja de ambos clubes por el fichaje del argentino, Alfredo Di Stefano, quien a la postre culminaría como leyenda del club blanco, al darles cuatro Copas de Europa.

Sin embargo, el Clásico no había desarrollado su máximo potencial y fue entonces cuando el Madrid de la mano de Florentino Pérez, encabezó un proyecto ambicioso conocido como el de los galácticos.

Por su parte, los blaugranas reclutaron a un joven brasileño de nombre Ronaldinho, acompañado por varios elementos de cantera como Xavi Hernández y Andrés Iniesta, lo que provocó que la rivalidad ofreciera partidos de gran nivel.

No obstante, el Clásico alcanzó su punto más alto a partir de 2009 cuando el Barcelona sentó en el banquillo a Josep Guardiola, histórico jugador catalán, quien convirtió a los blaugranas en una máquina de futbol y, los blancos recurrieron a Jose Muorinho, quien tenía un rechazo hacia los culés debido a su pasado efímero en el club como asistente de Louis Van Gaal.

La combinación Pep-Mou fue pólvora para los jugadores y seguidores de ambos clubes, pues en aquel entonces los partidos sacaron chispas con polémicas dentro y fuera del campo. Por si fuera poco, Madrid y Barcelona contaban en sus filas con Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, máximos exponentes del futbol moderno, lo que llevó al Clásico español a convertirse en un duelo mundial.