Dicen que las primeras veces nunca se olvidan y menos cuando las rodea una atmósfera de júbilo y esperanza. Los Raiders partían como victimarios ante unos amenazantes Saints, cuyo poderío ofensivo es capaz de asustar a los más valientes. Pero la mística que rodeó el estreno del imponente Allegiant Stadium dio una inusual vitalidad al nuevo equipo de Las Vegas, que con un Derek Carr en estado de gracia zanjó un triunfo que quedará inmortalizado en la posteridad con su nombre como el principal héroe de la película.

Poco importó que los 65 mil asientos de capacidad del nuevo recinto estuvieran vacíos como producto de la inclemente pandemia del coronavirus. Con su genuina magia, Las Vegas transformó la noche en una fiesta para recibir a sus nuevos inquilinos que vencieron 24-34 a los Saints y no defraudaron con una actuación digna de los espectaculares casinos y sus luces que invitan al juego.

AP
New Orleans se fue rápidamente al frente en el marcador con un gol de campo de Wil Lutz y un touchdown de Alvin Kamara por la vía terrestre. Todo apuntaba a un desastroso comienzo de los Raiders en esta nueva era en Nevada, pero de pronto, Carr y compañía reaccionaron con un pase de tres yardas con Alec Ingold, el primero del equipo en su recién estrenado hogar, para luego permitir otros siete puntos tras un envío de Brees con Jared Cook, y así comenzar con una seguidilla de 24 puntos sin respuesta para amasar su camino triunfal.

Otro touchdown del bestial Kamara (quien terminó con 79 yardas por tierra y dos anotaciones, además de otras 95 aéreas) recortó la diferencia a siete puntos de diferencia y los Saints parecían tener todo para devolverle la remontada a su rival, pero una interferencia de Janoris Jenkins dio a Las Vegas la oportunidad de patear un gol de campo de 54 yardas concretado por Daniel Carlson, que sentenció la victoria de los Malosos en el estreno de su campo.