En abril, Almuth Schult, arquera de la selección alemana femenina de fútbol, fue madre de mellizos. Ahora trabaja en su regreso. El proceso no es fácil, pero tiene un gran ejemplo como guía: la actual entrenadora de la selección, Martina Voss-Tecklenburg. Schult no tiene claro si a su marido también le preguntan constantemente cómo concilia familia y trabajo. A ella, como madre, se lo preguntan todo el tiempo. Y le parece positivo.

“Por un lado podemos decir: ¿Por qué siempre se le pregunta a la madre y no al padre?”. Por el otro, le alegra que alguien se ocupe de ella o de su situación familiar, dice la jugadora de 29 años. La portera del Wolfsburgo está entrenando para su regreso, pero aún no sabe cuánto le llevará recuperar su puesto en el arco.

Según explica, hay una evolución diaria, a veces mayor y a veces menor. Como arquera, sin embargo, no puede entrar a jugar solo diez minutos como una jugadora de campo como para ir ganando práctica en el juego. “Eso retrasa un poco mi regreso”, dice. Además sigue estando la pandemia de coronavirus. Y también los cambios físicos que se sufren después de un embarazo. Pero nada de eso será obstáculo para Schult. “Hay que tomarse el tiempo que sea necesario”, dice. “Cuando hay ganas de fútbol, el resto viene solo, porque una trabaja en sí misma cada día”.

Martina Voss-Tecklenburg es ahora la entrenadora de la selección nacional, pero en su momento fue una de las pocas mujeres en el fútbol que poco después de dar a luz siguió jugando. Eso fue en 1994. “Regresar a la cancha es solo una parte del desafío. La otra gran parte consiste en conciliar el papel de madre con el deporte competitivo”, dice Voss-Tecklenburg, de 52 años.

“En ese sentido seguramente ayuda intercambiar experiencias con personas que ya pasaron por esto”. Schult y Voss-Tecklenburg están en contacto regularmente. También su club, el Wolfsburgo, apoya a Schult en su trabajo para el regreso. La pregunta: ¿Funcionan juntos fútbol y familia? “Tenemos un trabajo que no es solo de lunes a viernes, sino de lunes a domingo. Y eso con jornadas de trabajo muy flexibles, que en parte se modifican de un día para otro”, dice Schult. ”

Y luego hay además diversos viajes de servicio, que con la Champions League y la selección nacional en parte te llevan por toda Europa”. Para ella sería un paso importante poder llevar a la familia de viaje, incluso si ella misma tuviera que afrontar los gastos. “Eso en el fútbol alemán aún no es lo común”. A ello, señala Almuth Schult, se suma la tarea de luchar por un mayor reconocimiento del fútbol femenino. Ese tema a veces la enerva, pero también tiene claro: “En el caso de que mi hija alguna vez quiera jugar al fútbol quiero poder decir: Yo contribuí a que ahora lo pueda disfrutar más”.

El 31 de octubre se cumplieron 50 años desde que el fútbol femenino está permitido en Alemania. Por eso a Schult le gustaría a veces recibir más solidaridad y empatía de sus colegas masculinos. “Tu deporte favorito estaba prohibido. No lo podías practicar.

Luego empiezas, pero no puedes entrenar nunca. Te echaban de todos lados y luego, cuando por fin lo lograste, siempre te echan en cara lo mala que eres. ¿Pero cómo vas a ser buena si nunca pudiste practicar?”, dice la portera de la selección. A veces sigue teniendo la sensación de que los hombres defienden el fútbol “como su deporte” y no quieren “dejar entrar” a las mujeres. Por eso se sentiría muy feliz si por fin se tratara solo de fútbol y no de géneros. Un buen ejemplo de ello es Bibiana Steinhaus. La árbitra fue la primera mujer en dirigir también partidos de la Bundesliga masculina. “Pudo convencer con su calidad”, dice Schult. “Porque no se trata solo de tener un alto valor atlético, sino de comprender el juego, tener sensibilidad para las situaciones, empatía y simplemente una personalidad que irradie calma”.