El Gran Premio de Bélgica se detuvo en la vuelta 10 debido a los daños causados en las protecciones de una zona del circuito desde Spa-Francorchamps por un aparatoso accidente del danés Kevin Magnussen (Renault).

Tras un conflictivo inicio de carrera con varios abandonos, Magnussen perdió el control de su monoplaza en la vuelta diez y destrozó las protecciones, lo que obligó a parar la prueba.

A los diez minutos se reanudó la carrera detrás del coche de seguridad tras reparar los desperfectos.

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