El discurso de Luis Enrique en la sala de prensa del Juventus Stadium no se pasó por alto en el vestuario del Barcelona, donde sus jugadores recibieron con evidente incomodidad las palabras de un entrenador que les señaló sin disimulo.

La “falta de intensidad” con que resumió el asturiano lo sucedido en el encuentro provocó sorpresa y motivó que este miércoles, antes del entrenamiento, se produjera una reunión entre la plantilla y el cuerpo técnico en la que se comentaron los errores cometidos ante la Juventus. Y en todos los sentidos.

De acuerdo a una información del diario ‘Marca’ y que pudo ser confirmada, la charla, que se prolongó durante más de veinte minutos, tuvo momentos de tensión en la que algún peso pesado de la plantilla reprochó a Luis Enrique tanto el osado planteamiento utilizado como la mala lectura de la tática utilizada, ya de entrada, por la Juventus y que provocó los dos primeros goles de Dybala y hasta dos llegadas con evidente peligro a la meta de Ter Stegen.

El entrenador asturiano cerró el encuentro la improvisada reunión con un “hay que seguir” en un mensaje poco concluyente a cuatro días de recibir a la Real Sociedad en el Camp Nou y una semana del reencuentro con una Juventus ante la que se deberá, de alguna manera, soñar con otra remontada histórica.

 

SIN MESSI
El ambiente en el vestuario se sospecha otra vez tirante con el entrenador, tal cual como ocurrió a la finalización del partido en París, cuando ya hubo un alejamiento claro con Luis Enrique que se solventó con su anuncio del abandono del banquillo al acabar la temporada. Aquello motivó que se destensara la cuerda y la remontada frente al PSG dio a entender un final entre pasional y apoteósico, todos a una en busca de una despedida feliz… Que se puso en duda en Málaga y saltó por los aires en Turín.

La imagen de este miércoles la protagonizó precisamente la ausencia de un jugador como Messi en la sesión preparatoria.

El argentino se quedó en el gimnasio tras la reunión y no salió con sus compañeros, sin motivo aparente y de la misma forma que ocurrió con Neymar en una situación que, precisamente, no ayudó a calmar los ánimos y, ni mucho menos, dar la imagen de unidad tan necesaria en este momento. Si Luis Enrique se llevó a Italia a toda la plantilla para mostrar esa unidad, todo desapareció de repente.

Y el Barça está, como no habría imaginado desde que le dirige Luis Enrique, en el alambre.