La dinastía de New England Patriots es capaz de polarizar aún más el ya de por sí volátil mundo de las apuestas.

En innumerables ocasiones se ha dado por muerto al equipo cinco veces Campeón de la NFL, como cuando terminó la Temporada regular y les daban solo 10.08% de probabilidades de alcanzar el Super Bowl.

Pese a ello, New England jugará el próximo domingo 3 de febrero su noveno partido por el título en 18 años y saldrá como favorito por entre -2.5 y -3.0 de acuerdo con los pronósticos de Las Vegas.

Aunque técnicamente, los Pats abrieron las apuestas como perdedores -Rams -1-, bastaron tan solo 10 minutos para que las tendencias favorecieran al monarca de la AFC.

Y es que New England tiene la capacidad de reinventarse a través del tiempo, algo que tras 17 años de dominar la liga a placer, entendieron las casas de apuesta. Para muestra, tan solo unos días después de perder el pasado SB XLII ante Philadelphia Eagles, ya era favorito para ganar en el siguiente Súper Domingo.

En los momios de los 32 equipos publicados en las horas posteriores al desenlace del último Juego Grande para la temporada siguiente, los Pats eran favorecidos al pagar 400 dólares de ganancia neta por cada 100 invertidos.

Y aunque apenas empezando la Postemporada no se le auguraba mucho éxito al equipo de Tom Brady, es ahora favorito para imponerse ante Los Ángeles Rams.

Un reflejo de que en el mundo de las apuestas nada está escrito. Hace un año, Las Vegas SuperBook llegó a dar como favoritos a los Patriots por 5.5 y el Caesars Palace con 6 sobre Philadelphia, que terminó por destruir dichos vaticinios.

Esta vez será la capacidad de NE para correr la pelota lo que estará a prueba contra el imponente frente defensivo de los Rams. Los Patriots se han apoyado en su juego terrestre esta temporada, especialmente en Playoffs.

En los dos juegos de postemporada de Pats, la ofensiva corrió para 331 yardas y Brady no fue capturado nunca.  Dato que sin duda, buscarán revertir Aaron Donald y Ndamukong Suh.

Será un auténtico juego de ajedrez entre Bill Belichick y Sean McVay que seguramente volteará de cabeza el mundo de las apuestas, como es costumbre.