Yoshihide Suga, primer ministro de Japón, ha decretado este jueves el estado de emergencia en la capital, Tokio, y las regiones de la periferia, buscando frenar el avance de la COVID-19, que está provocando estragos en la ciudad.

La medida, que cubrirá también las prefecturas circundantes como Kanagawa, Saitama y Chiba hasta el próximo 7 de febrero, implica que los residentes en estas zonas tendrán que permanecer en sus casas salvo casos de necesidad, mientras que se recortan los horarios de apertura de restaurantes, bares, tiendas y gimnasios.

Así, las autoridades han reclamado a la población que eviten toda salida no esencial de su vivienda, especialmente a partir de las 20.00 horas (hora local), mientras que se solicita a las empresas que fomenten el teletrabajo, según ha recogido la agencia japonesa de noticias Kiodo.

Con el estado de emergencia, los gobiernos locales podrán asumir mayores competencias dentro de sus jurisdicciones, ya sea decretando confinamientos obligatorios, o el cierre de establecimientos no esenciales, como bares y restaurantes, señalados por el propio Suga como principales focos de los nuevos brotes, no así los centros escolares que seguirían abiertos.

No obstante, el Gobierno tiene previsto ofrecer una ayuda de 60.000 yenes (unos 470 euros) a aquellos establecimientos de hostelería que se acojan a las nuevas medidas, que incluyen limitación de aforo, horarios, y restricciones a la venta de bebidas alcohólicas.

Japón registró récord de casos de coronavirus

La subida récord de nuevos casos de coronavirus, en las últimas 24 horas se han registrado por primera vez más de 6.000 positivos, han supuesto un duro revés para los índices de popularidad de Suga, en el cargo desde mediados de septiembre tras la renuncia de Shinzo Abe por enfermedad.

El epicentro de este repunte en el país asiático es Tokio, que ha confirmado este mismo jueves un nuevo máximo de casos, con 2.447, cerca de mil más que la cifra máxima anterior, confirmada el martes con 1.591 contagios.

El Gobierno nipón había sido reacio a decretar mayores y más estrictas restricciones, en un intento por preservar la economía, llegando incluso a promover e incentivar los desplazamientos internos para impulsar el turismo local, tras la fuerte recesión que experimentó el país tras el primer confinamiento decretado en abril. Sin embargo, las últimas cifras que está dejando la pandemia han generado críticas contra Suga y su gabinete por su gestión de la crisis sanitaria, que ha dejado ya en Japón 3.609 muertes y casi 259.500 casos acumulados, 66.400 de ellos en Tokio, que ha confirmado 611 fallecidos.