La historia de Igor Benevenuto es una de tantas que a lo largo de un año de pandemia han conmovido. El brasileño guardó el silbato y el uniforme de árbitro tras el parón en el futbol brasileño para combatir, de primera línea, a la covid-19 en la ciudad de Sete Lagos, Minas de Gerais, una de las más golpeadas por la pandemia en Brasil.

“Tenía un horario de nueve de la noche a las nueve de la mañana, un día sí y un día no. Yo era el coordinador del área de covid, cuidaba a todos los pacientes, trabajaba dándoles sus medicamentos. Cuando llegaba un paciente grave, lo pasaba a la sala de emergencia.

Trabajé directamente en el área de Covid, fueron meses muy intensos, pero gratificantes”, contó para Marca Claro. Incluso, el juez de línea confesó que temió por su vida, sin embargo decidió detener su prometedora carrera en el futbol, pues es catalogado como uno de los silbantes promesas en su país.

“Varias veces regresé a casa triste, deprimido, con miedo de lo que veía. Tenía un miedo muy grande de morir”, dijo.

El también enfermero supo dejar a un lado algunas de sus prioridades y emprender la batalla vs el coronavirus junto a sus colegas. “Tengo conocimientos de psicología para saber cómo tratar a las personas. El futbol me ayudó mucho en cuanto a cómo tratar a las personas. En el Hospital llega gente muy nerviosa y tensa.

Traté de aplicar lo que he aprendido en el fútbol porque si yo me mostraba nervioso o estresado, no podría transmitirles tranquilidad a los pacientes. Les transmitía cómo respirar, les transmití fuerza, trataba de dialogar con ellos”.

Después de que los contagios por covid-19 disminuyeran en junio de 2020, en Brasil regresó la actividad en el futbol, fue así que Benevenuto comenzó a combinar sus dos profesiones, pues uno de sus grandes sueños es ser parte de los árbitros en el Mundial de 2026 luego de que en diciembre pasado recibió su gafete FIFA.

“He dedicado más tiempo de mi vida al arbitraje, yo tengo 22 años dedicándome a ser árbitro y a partir del 2012 soy enfermero, son dos pasiones, las cuales disfruto mucho. Ese día me dieron mi insignia de la FIFA, pensé que era un sueño, era algo que no podía creer. Siendo sinceros, mi sueño y meta es ser árbitro en el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá de 2026″.