Cerró la herida y terminaron los fantasmas. España festejó el centenario de Xabi Alonso con un gol que los metió a las Semifinales de la Euro 2012 y que de pasó sentenció a una Francia que nunca quiso jugar y que terminó por traicionar su propia esencia.

Un equipo vulgar y alejado del nivel que tuvo en la preparación al torneo continental fue el que se encontró España, que apenas tuvo que apretar el acelerador para vencer 2-0 y sin importarle los problemas en el vestidor galo o cualquier otra excusa.

El paseo se convirtió en letargo. El grito de ¡Ucrania, Ucrania! en las tribunas sirvió para provocar que España despertara del ritmo que había impuesto, pero que el muro francés había contenido.

Como si se tratara de un auténtico despertador, Xavi cedió a Iniesta quien se combinó con un pase filtrado a Jordi Alba para que este superara la pobre marca de Debuchy y pusiera un globo que encontró la cabeza y el empuje de millones de españoles para cruzar a Lloris y poner el 1-0 a los 19 minutos.

Todo en una sola jugada. Justicia, dinámica, potencia, exactitud y festejo centenario.

La posesión del balón era tan distante entre España y Francia como las posibilidades de que los galos pudieran meterse a las Semifinales de la Euro 2012.

El “único” francés sobre la cancha era Karim Benzema. El delantero del Real Madrid aún contagiado por su estancia en el futbol español mantenía sus intenciones de ir al frente y desechaba la opción de que Francia jugará a expensas de lo hecho por el rival.

Benzema provocó una falta que hizo aparecer por primera vez a Iker Casillas. Cabaye cobró el tiro libre y lo puso en el ángulo, pero la mano derecha del arquero envió todo a un tiro de esquina que después soltó para poner un poco del nervio que el rival no había puesto en su área.

La imagen de la playera desgarrada de Ribery era reflejo del momento que atravesaba Francia negando su historia y queriendo imitar otro estilo.

Llegó el descanso y tras él una Francia que no modificó el planteamiento ni la idea, pero sí las revoluciones. Clichy y Debuchy rompieron la barrera del medio campo y todo cambió.

Debuchy con un cabezazo apenas encima del arco y luego Malouda y Cabaye enredándose con la pelota daban visos de reacción gala. Todo era incertidumbre.

Los latigazos galos fueron insuficientes y Francia murió de espasmos por recuperar su esencia, mientras España veía su agonía sin inmutarse y todavía con un penal fabricado por Pedro y sellado por Alonso. Doblete de centenario que pone la mira en Portugal.