La Gran Manzana le da a ‘Junito’ un poder casi indestructible, es más que su segunda casa, es aquí donde ha cimentado sus grandes triunfos, los que lo llevaron a las grandes bolsas y donde espera triunfar, por novena ocasión, en su carrera profesional. Aquí el cariño es mutuo, Miguel Cotto ama a Nueva York, y Nueva York ama a Cotto.

Si recuerdan, hasta hace unos días, cuando su rival en turno, Antonio Margarito, no obtenía aún la licencia para combatir en esta ciudad, Cotto dijo que no pelearía en ningún otro lado que no fuera Nueva York, y él sabe por qué lo dice, sabe que aquí tiene el apoyo de su gente, sabe que no ha habido quien le gane y eso que ha tenido un par de guerras que lo han colocado en el estrellato, aquí se siente cómodo.

Cotto hizo su tercera pelea profesional en Nueva York en abril de 2001, fue el primer triunfo del de la Isla del Encanto en esta ciudad tras su regreso de los Olímpicos de Sydney 2000 y su ingreso al profesionalismo. Pero fue hasta 2005 cuando se presentó como Campeón del Mundo y demostró que estaba para otras cosas, no sólo en el ring, sino en la taquilla al vencer a Muhammad Abdullaev, defendiendo su cetro Mundial Súper ligero y cobrando revancha del que lo eliminó en Syndey en la primera ronda.

En 2007, justo un año después, también en el MSG, Cotto encabezó la fiesta boricua cuando se enfrentó al neoyorquino Zab Judah, quien a pesar de hacer pasar estragos al borinquen, terminó perdiendo por nocaut en 11 asaltos para dejarle el cetro Welter de la AMB, cetro que por cierto defendió en noviembre de este año ante Shane Mosley, a quien venció por puntos en una gran batalla.

Por si fuera poco, Nueva York le ha dado a Cotto ese cobijo que esperaba después de caer ante Margarito al vencer a Michael Jennings y Joshua Clottey en 2009, y luego ante Pacquiao, doblegando al israelí Yuri Foreman (2010) en la primera velada boxística en el nuevo estadio de los Yanquis, cuando además conquistó el fajín que este sábado expondrá ante el mexicano, el Superwelter AMB.