Dinamarca no fue capaz de romper la muralla checa y se quedó con un punto escaso para su juego y sus ocasiones frente a un rival que se limitó a defender y se encomendó al buen partido de Peter Cech, siempre un seguro.

Los daneses debieron irse al descanso por delante. Sin alardes, y tras unos primeros veinte minutos de tanteo, el equipo de Morten Olsen se hizo claramente con el dominio, así como empezó a imprimir más velocidad a su juego de pase corto y de movilidad continua.

Olsen sorprendió colocando en punta al joven Nicolai Jørgensen, un falso “nueve”, en lugar del sancionado Bendtner. Mezcló bien con Eriksen y Kronh-Dehli, los creadores del equipo, que aunque a ratos dejaron los mejores detalles.

El interior del Celta de Vigo pudo marcar en una gran jugada de Kvist y Jacobsen, pero su tiro se fue lamiendo el palo. Un minuto después, Krohn-Dehli se sacó un excelente pase para Rommedahl, pero su cabezazo picado ante la salida de Cech se fue fuera por poco.

El portero del Chelsea desvió también con ciertos apuros dos tiros lejanos de Wass y de Eriksen.

Pero quizás la ocasión más clara de Dinamarca fue del central Kjær, que tras un error defensivo del rival en un saque de banda, remató cerca del palo.

Al contrario que Cech, Andersen apenas tuvo que intervenir. Kjær y Agger cortaron los pocos acercamientos con peligro de la República Checa, que tuvo su único tiro a puerta en la primera parte en un tiro lejano de Rezek que el portero danés despejó.

Sin Rosicky, aún lesionado, y sin un referente arriba tras la retirada de Baros y las bajas de Pilar y Necid, Bilek recurrió al gigantón Pekhart, al que casi ni se le vio.

El poco futbol de los checos, que se dedicaron a defender y poco más, salió de las botas de Plasil, el mejor de un equipo que tampoco tuvo el recurso de Selassie, su lateral derecho, de gran rendimiento en la Eurocopa y bien atado por Wass, diestro pero a banda cambiada.

En una de sus pocas internadas, Selassie le metió sin embargo el susto a los daneses al empezar la segunda parte. Su pase de la muerte, con Andersen batido, no encontró quién empujara el balón.

Pero era Dinamarca la que seguía tocando y mandando, aunque sus buenas internadas se revelaban inútiles sin un rematador.

Los daneses siguieron acumulando méritos y oportunidades, como un tiro de Rommedahl que Cech sacó como pudo y, sobre todo, una gran jugada de aquel y Krohn-Dehli que Andreasen mandó a las nubes de forma incomprensible.

Olsen probó con el debutante Cornelius arriba. Dinamarca se acercó a balón parado y en jugada, pero no fue capaz de superar a un Cech que volvió a aparecer en el descuento para sacar un zapatazo de Andreasen.

El empate fue un premio exagerado para la República Checa, un castigo para una Dinamarca notable pero sin gol y que ahora afronta dos compromisos duros a domicilio, Italia y Bulgaria.